La política turística y el turismo en la política

Algo pasa que sentimos una enorme necesidad de escuchar buenas noticias y de atestiguar buen quehacer político. Nos hace falta creer que no todo es malo y por más que no se simpatice con el gobierno, creo que los mexicanos de buena voluntad sí estamos en busca de encontrar señales que muestren a un gobierno en capacidad de hacer cosas, gobernando y ejerciendo liderazgo.
Y creo que yo viví una buena experiencia en este sentido apenas hace unos días, en que tuve la oportunidad de asistir a Los Pinos (otrora un lugar tan familiar para mi), a la presentación que hizo José Ángel Gurría, Secretario General de la OCDE, de un interesante estudio acerca de la situación que guarda el turismo en México y de las posibilidades de desarrollo que podría tener hacia el futuro. El propio presidente de la República atestiguó dicha presentación y pudo escuchar las recomendaciones de la propia OCDE al respecto.
Ahí es donde encontré esas buenas señales, lo mismo en relación al crecimiento económico y desarrollo de México, que en materia de sensibilidad y oficio político.
En primer término, al conocer algunos datos sobre nuestra situación en materia turística. En 2016 seguramente alcanzamos ya la cifra de 35 millones de turistas internacionales, 11.6 millones más que en 2012 y más que la suma que reciben juntos Argentina y Brasil. Esta cifra equivale a un crecimiento del 50% en estos 4 últimos años, que ha sido equivalente al triple de lo que ha crecido en promedio el mundo. Del lugar 15 que ocupábamos en 2013, hoy estamos en el noveno y a lo mejor hasta llegaremos al octavo, una vez que la OMT cierre las cifras de 2016.
Por lo que hace al mercado de los EE.UU., el más importante para nosotros, mientras que en 2013 recibíamos a 14 de cada cien americanos que viajaban por avión, hoy recibimos a 18, la mayor cuota de la historia. Pero ello no ha sido impedimento para que diversifiquemos sanamente nuestros mercados, ya que los visitantes europeos crecieron en un 25 por ciento y los sudamericanos en un 70% y los asiáticos se duplicaron. En total, habremos alcanzado un ingreso de divisas de 19,000 millones de dólares.
El turismo doméstico por su parte, sigue creciendo, lo cual es muy relevante si tomamos en cuenta que de cada 100 pesos que gastan los turistas en México, 85 centavos los gastan los nacionales. Estas cifras son muy alentadoras por la relevancia que para la economía mexicana tiene el turismo, según lo reconoce la OCDE, al señalar que alrededor del 8.5% del PIB mexicano se explica por el turismo, creando ya 9 millones de empleos y consolidándose como la tercera fuente de divisas para México. Lo vuelvo a señalar: ¡hablamos de la única exportación a prueba de muros!
No obstante lo anterior, si bien vamos por el camino correcto, la OCDE parte de la afirmación de que México no ha alcanzado el máximo del potencial que tiene en materia turística para promover el desarrollo local y regional. Señala atinadamente que nos hemos concentrado en el desarrollo, comercialización y promoción de centros turísticos de sol y playa, los cuales se han concentrado en exceso. Ello impide contar con un producto más diverso y competitivo, además de que no da oportunidad de progreso a otros sitios que no cuentan ni con sol ni con playa.
La OCDE hace recomendaciones que buscan potenciar los resultados de las políticas hasta ahora impulsadas para fortalecer al sector, las cuales se centran en las siguientes áreas: El marco institucional en el que se formulan las políticas turísticas; Transporte, movilidad y conectividad; Crecimiento turístico inclusivo, desarrollo de destinos y diversificación de productos y regiones; Y la inversión y financiación de las PYMEs.
Entre las recomendaciones específicas, me parece que destaca el fortalecimiento del Gabinete Turístico, importantísima figura que preside el propio Enrique Peña Nieto y que puede aportar mucho al sector. Coincido plenamente con lo que señala el estudio, ya que no podemos olvidar que la experiencia del turista en México, depende de lo que hagan o dejen de hacer otras dependencias diferentes de la Secretaría de Turismo. Y solo si todas las áreas hacen su tarea, tendremos un turista satisfecho. He escuchado al Secretario de la Madrid insistir en que al diseño de políticas públicas en todos los ámbitos, debe incorporarse la visión turística y no puedo estar más de acuerdo con él.
Se menciona también la necesidad de un enfoque más estratégico, lo que dicho en pocas palabras significa que tengamos como país un plan estratégico, resultado de amplias y profundas consultas con los interesados y con visión de largo plazo, en donde se consignen las estrategias y acciones que como país debemos llevar a cabo en el corto mediano y largo plazos.
No podían haber quedado fuera tres temas importantísimos. Por una parte, el desarrollo de sistemas integrados de transporte y una mejor y mayor conectividad, especialmente en lo que a regiones se refiere. Finalmente, y no menos importante, encontrar mecanismos para favorecer el surgimiento y desarrollo de PYMES turísticas que puedan prestar servicios diversos que complementen los de hospedaje.
Una vez abordados los temas de política turística, atestiguamos favorablemente sorprendidos, el despliegue de buena política que hizo
De la Madrid. Buena política, pues más allá de rollos eternos, lo que tenía que decir lo dijo en pocas palabras, porque lo que dijo, lo respaldó con cifras duras, porque partió del reconocimiento de que vivimos tiempos de incertidumbre y porque reconoció que esta nueva corriente proteccionista amenaza a sectores en los que somos competitivos.
Pero lo más importante, a mi modo de ver, fue la vehemencia con que convocó a la unidad, como la única forma en que podemos salir bien librados. Evocando nuestra falta de unidad en el siglo XIX, recordó la pérdida de la mitad de nuestro territorio y apuntó que la meta de esta generación, sigue siendo la de lograr que México sea un país desarrollado, seguramente adecuando ahora las estrategias.
Cerró con un concepto que de verdad viene a cuento: “México debe seguir conectado con el mundo, pero sobre todo conectarse más consigo mismo”. Yo lo entiendo como unidad, pero para preguntarnos como debemos retomar nuestros retos en esta nueva realidad. Más allá de la retórica nacionalista, un ejercicio pragmático y realista, sin complejos ni derrotismo. Turismo y política, una combinación novedosa y oportuna que arrancó de Peña Nieto un evidente gesto de aprobación y un comentario, acompañado con un leve golpe del codo en el brazo de su vecino en la mesa, Luis Videgaray.