Vuelven los pactos

La celebración de pactos en México, es notable, tanto los de carácter político, como los de orden económico. En todos los casos es la política la que privilegia esta decisión y sus resultados generalmente han sido positivos.
En 1929, México vivía momentos de enfrentamientos y confusión, el Presidente Álvaro Obregón había sido asesinado, el conflicto cristero no había sido resuelto y los caudillos revolucionarios estaban dispuestos a volver a las armas, la inestabilidad del País era un gran reto y desde luego, la desigualdad económica formaba parte de las inconformidades. Ante este difícil panorama, surge el primer pacto para la estabilidad y tranquilidad de México, no fue un pacto escrito pero sus resultados fueron la base para el inicio del desarrollo económico y social de México. Su creador fue el General Plutarco Elías Calles y quien consolida las acciones de unidad nacional es el General Lázaro Cárdenas. Durante su sexenio se reordena y robustece la economía nacional y surgen instituciones y organismos que a lo largo de muchos años dieron estabilidad al País.
Durante nuestra historia reciente se han operado cambios sustantivos, reforzando y transformando algunas instituciones, quizá entre las más sobresalientes está la electoral, que ha permitido que la libertad de participación política y ciudadana sea una realidad, incluso con algunos excesos.
La Globalización y falta de competividad del País ha sido también un elemento definitorio en el desarrollo económico, las reformas estructurales logradas este sexenio han sido calificadas como indispensables y necesarias para el crecimiento económico; sin embargo, ninguna transformación está exenta de dificultades, muchas de ellas, se han resuelto gracias a los pactos y la participación de los diferentes sectores que inciden en el desarrollo de México. Los pactos son parte de la tradición política nacional. Se hicieron antes en algunos casos con éxito y se realizan ahora.
TRIPARTISMO FUNCIONAL
Del pasaje histórico de los Pactos recordamos el que se celebró en los ochentas. La escenografía era similar. El objetivo equivalente: recuperar el control de la economía. La foto del evento es parecida: la mesa colosal en la que se sentaban representantes de los sectores productivos y funcionarios públicos encabezados, claro, por el Presidente de la República. En el tramo final del gobierno del presidente Miguel de la Madrid, se firmaron los primeros pactos. Ya llovió. Todavía estaba don Fidel Velázquez al frente de la Confederación de Trabajadores de México, CTM, y Agustín Legorreta, apellido de alcurnia bancaria, era líder de los patrones.
Fue un acuerdo tripartito, trabajadores, gobierno y empresarios con el objeto de retomar la estabilidad económica. Se llamó “Pacto de Solidaridad Económica” buscaba sobre todo contener la inflación que se había disparado a casi 160 por ciento, generando protestas a diestra y siniestra. Se habló de una huelga general de alcance nacional. La política económica del régimen tenía en esos entonces tres objetivos explícitos. Aumentar el Producto Interno Bruto a un ritmo mayor que el crecimiento de la población. La tasa de referencia era del 6 por ciento. Estabilidad en los precios y en el tipo de cambio y crecer con equidad en la distribución del ingreso. En el Pacto se acordó con trabajadores y empresarios subir tarifas del sector público, aumentar los salarios 15 por ciento y 20 por ciento los mínimos, indexando éstos al costo de la vida.
La inflación y las tasas de interés comenzaron a bajar, tuvo éxito en lo económico, a pesar de que el entorno político era difícil, todavía con las repercusiones de los grandes sismos del 85 y con la inquietud política a tope que generaba la cercanía de la elección presidencial. En el PRI, se había producido una fisura importante, con la llamada Corriente Crítica, anclada a la ideología del nacionalismo revolucionario con personajes del calibre de Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y hasta Andrés Manuel López Obrador, quienes abandonaron a su partido. A pesar de ese entorno adverso la convocatoria al Pacto fue muy amplia y afectiva.
OTRO ÉXITO
Carlos Salinas de Gortari, al ser electo como Presidente de México, arrancó su gestión con otro pacto, este denominado “Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento Económico” que buscaba abatir la inflación y recuperar el crecimiento económico. Salinas, con Pedro Aspe y José Córdoba Montoya le dieron otra vuelta a la tuerca y lanzaron la versión recargada bajo el esquema tripartito.
Tuvo éxito pues detuvo la inflación y logró establecer un sistema de deslizamiento del peso sobre el dólar. Se formalizó un acuerdo creado entre gobierno, productores, comerciantes y trabajadores, en el cual el gobierno se comprometía a no incrementar impuestos a cambio de que los productores y comerciantes no incrementaran sus precios y los trabajadores no solicitarán aumento al salario mínimo.
En el sexenio de Ernesto Zedillo se realizó una intentona de Pacto, que se llamó “Alianza para la Recuperación Económica”; sin embargo, el famoso “error de diciembre”, creó una crisis financiera y económica que fue resuelta con préstamos autorizados por el Presidente de los Estados Unidos y la creación del controvertido Fobaproa. El paco no tuvo repercusiones positivas.
El presidente Enrique Peña Nieto logró al inició de su sexenio un acuerdo llamado “Pacto por México” con el consenso de todos los partidos políticos aprobar reformas estructurales de fondo: La Educativa, Telecomunicaciones, Energética, Hacendaria, Fiscal, Laboral. Este acuerdo y estas reformas han sido calificadas como indispensables, sus frutos o beneficios, irán poco a poco sintiéndose en la sociedad, se ha dicho.

ANTE EL GASOLINAZO

Recientemente y ante la inquietud generada por el aumento a la gasolina, el Presidente Peña Nieto, convocó a un nuevo pacto, llamado “Acuerdo para el fortalecimiento económico y la protección de la economía familiar”. En su presentación se aseguró que el acuerdo pretende preservar lo que se ha alcanzado como nación, ya que el país tiene una economía fuerte y competitiva. Se incluyeron compromisos concretos y atiende las preocupaciones sociales generadas luego del ajuste a los precios de los combustibles. El gobierno sostiene que el Acuerdo responde a las preocupaciones de las jefas y jefes de familia para evitar que haya un aumento injustificado de precios especialmente en los productos de la llamada canasta básica.

Los pactos anteriores corregían y el nuevo acuerdo protege. Hay otra diferencia sustancial, antes los problemas brotaban por contradicciones internas, ahora los retos, según la óptica oficial, vienen del exterior. Es oportuno rescatar aquí lo dicho por el secretario de Trabajo, Alfonso Navarrete Prida, quien sostuvo que el hecho de que el acuerdo haya sido firmado por trabajadores y empresarios, con la señalada ausencia de Coparmex, muestra que hay diálogo efectivo y armonía.

A decir del funcionario federal la firma muestra que la lucha por mejorar las condiciones de vida de los mexicanos no se dan en las calles causando destrozos, saqueos, y miedo entre la gente. La protección del nivel de vida no se da afectando la vida cotidiana de las personas o atentado contra su integridad física y la propiedad privada, o en contra de los bienes públicos y las instituciones con mensajes incendiarios.

La firma del Acuerdo se registra en un momento particularmente conflictivo, pues al brote de violencia que generó el gasolinazo hay que añadir la molestia ciudadana por los casos de corrupción de varios gobernadores, que han trascendido, pero sobre todo por el entorno internacional adverso derivado del triunfo electoral de Donald Trump que tiene a México en la mira. El acuerdo no puede ser una estrategia sólo para distraer la molestia, tiene que ser una respuesta efectiva, pues de otra manera, el malestar puede acentuarse en un entorno de pradera seca, propicia para toda clase de aventuras y donde los ingredientes propios de la contienda política para la sucesión presidencial, pueden operar negativamente. Es una gran oportunidad de cumplirle a la sociedad, uniendo los esfuerzos de todos los sectores.