China planea aterrizaje en la cara oculta de la Luna en 2018

China ha confirmado su intención de que la sonda Chang’e-4 realice el primer aterrizaje suave de la Humanidad en la cara oculta de la Luna alrededor de 2018. Este es uno de los objetivos incluidos en el Libro Blanco: Actividades Espaciales de China en 2016, publicado el 27 de diciembre.
Planeamos cumplir con los tres pasos estratégicos de ‘orbitar, aterrizar y regresar’ en el proyecto de exploración lunar, lanzando la sonda lunar Chang ‘e-5 para finales de 2017, y realizando un aterrizaje suave, con muestreo y retorno. Lanzaremos la sonda lunar Chang’e-4 alrededor de 2018 para lograr el primer aterrizaje suave de la humanidad en el lado lejano de la luna, y realizaremos la conducción in situ y la detección ambulante y de comunicaciones en el punto L2 Tierra-Luna», explica el documento.
A través del proyecto de exploración lunar, el programa espacial chino llevará a cabo levantamientos topográficos y geológicos e investigaciones de laboratorio sobre muestras lunares; «el estudio geológico, así como la observación e investigación de radioastronomía de baja frecuencia, se llevará a cabo a partir de la zona de aterrizaje en el lado lejano de la luna para una mejor comprensión de la formación y evolución de la luna», afirma el texto.
Asimismo, entre sus objetivos a cinco años, China tiene la intención de ejecutar su primera operación de exploración de Marte, y captar las tecnologías clave para la exploración en órbita, aterrizaje y uso de un rover. Planea lanzar la primera sonda de Marte en 2020 para llevar a cabo la exploración en órbita. Realizará más estudios e investigaciones tecnológicas claves sobre el rescate de muestras de Marte, exploración de asteroides, exploración del sistema de Júpiter y sobrevuelo de este planeta.
Cuando las condiciones lo permitan, se llevarán a cabo proyectos relacionados con la investigación de las principales cuestiones científicas, como el origen y la evolución del sistema solar, y la búsqueda de la vida extraterrestre. China planea lanzar a finales de 2018 la sonda Chang’e 4, que se convertirá en el primer artefacto humano que aterrice en la cara oculta de la Luna. La sonda llevará un rover y transmitirá los datos a la Tierra usando el satélite LRS (Lunar Relay Satellite), un nave que será lanzada previamente y que estará situada en una órbita de halo alrededor del punto de Lagrange L2 del sistema Tierra-Luna. Lo que no es tan conocido es que probablemente la Chang’e 4 llevará un radiotelescopio que aprovechará el absoluto silencio en el espectro de radio que caracteriza la cara oculta de la Luna.
Desde hace décadas instalar un radiotelescopio en la cara oculta de nuestro satélite es un sueño de la comunidad científica y los escritores de ciencia ficción. Con toda la masa de la Luna actuando como un enorme escudo, un radiotelescopio lunar podría escudriñar el cosmos libre de las interferencias de las ondas de radio creadas por la humanidad. Lamentablemente, nadie ha puesto todavía un radiotelescopio en la cara oculta de la Luna.
De hecho, nadie ha alcanzado la cara oculta de la Luna. Todo cambiará en 2018.
Al depender del satélite LRS para las comunicaciones, los encargados de la misión Chang’e 4 han decidido no sobrecargar la sonda con instrumentos que necesiten mucho ancho de banda y suprimirán los telescopios ultravioleta que llevaba la Chang’e 3. Su lugar lo podría ocupar —la decisión todavía no ha sido tomada de forma oficial— un radiotelescopio de muy baja frecuencia (VLF, Very Low Frequency) para observaciones astronómicas. El instrumento sería sensible a las frecuencias comprendidas entre 100 kiloherzios y 40 megaherzios (sí, en radioastronomía este rango se considera que corresponde a bajas frecuencias).
Esto puede parecer curioso, pero no demasiado relevante. Hasta que recordamos que en esta época que somos capaces de observar el cosmos a lo largo de todo el espectro electromagnético, desde los rayos gamma hasta las ondas de radio, todavía hay una región que se nos resiste. Y, efectivamente, esa ventana espectral son las ondas de radio de muy larga longitud de onda (o sea, muy baja frecuencia). La razón de que estemos ciegos en estas longitudes de onda se debe por un lado a la ionosfera —que bloquea las radiaciones en estas frecuencias provenientes de fuera de la Tierra— y la tremenda contaminación en radio generada por nuestra civilización. La consecuencia es que desde la Tierra resulta imposible estudiar el cielo a frecuencias por debajo de los 15 MHz.

Nunca antes hemos observado el universo en detalle en esta zona del espectro y si algo nos demuestra la historia de la ciencia es que cada vez que vemos el universo con nuevos ojos nos encontramos con sorpresas. El detector de la Chang’e 4 estará formado por tres antenas de cinco metros de longitud cada una y se tratará de un instrumento prototipo cuyo objetivo es abrir el camino a futuras misiones dedicadas exclusivamente a esta tarea. Las señales de la propia sonda Chang’e 4 y el rover interferirán en el instrumento, así que en principio no será usado para observar objetos lejanos de cielo profundo. No obstante, se podrá emplear para estudiar la actividad solar, sobre todo las eyecciones de masa coronal (CMEs), y la magnetosfera de Júpiter (en frecuencias por debajo de los 2 MHz).