¿Campañas anticipadas?

Por más que el INE ha procurado evitar las campañas anticipadas hacia la presidencia de la República, los resultados que ha obtenido son completamente nulos, lo único que han logrado los consejeros es desgastar a la institución, pues por más esfuerzos que realizan no han podido detener la prematura inercia que reclama un cambio de gobierno.
El deterioro en múltiples rubros por los que atraviesa el país, aunado a factores externos que hacen la vida más complicada, provocan que surja un ánimo social que invoca desesperadamente un cambio de rumbo y, ante la imperante desconfianza ganada a pulso del actual régimen, es obvio que salgan a la luz pública liderazgos emergentes, máxime que el Congreso ha sido incapaz de tomar en sus manos el debate sobre los grandes temas de la nación, la pachorra institucional abre la puerta a otros actores sociales.
Así vemos una actividad política inusual, rompiendo reglas y paradigmas dese hace meses, ocupando los espacios que se dejaron libres, pretendiendo llenar huecos con acciones, ideas y propuestas que despiertan la atención y sirven de válvulas de escape en la presión social existente.
Desde hace tiempo que el sexenio se acabó, lo que inició con augurios positivos, rápidamente se descompuso, lo que resta de tiempo solo se avizoran mayores tempestades, razón por la cual en una lógica de sentido común, la aparición de personajes en aras de mostrar sus aspiraciones presidenciales de forma anticipada, como opción de cambio, viene a colmar la urgente necesidad de dar salida a las frustraciones sociales.
En esa medida el INE se encuentra atrapado entre la disyuntiva de poner orden y aplicar la ley a efecto de que se guarden los tiempos oficiales, o bien ser tolerante frente a las condiciones sociales que requieren urgentemente de válvulas de escape y desahogo antes de que la colectiva irritación se salga de los cauces democráticos y opte por otros caminos.
Para nadie es un secreto las manifestaciones de liderazgos que aspiran a la presidencia de la República, algunos de forma expresa y otros de forma velada, ningún partidos se escapa a ello, todos sin excepción, incluyendo los independientes, han realizado actos tendientes a consolidar una legítima aspiración, es obvio que han reaccionado en respuesta a circunstancias políticas y sociales, que no necesariamente empatan con los tiempos oficiales.
Así las cosas, la interpretación de la ley debe darse en un sentido amplio, no únicamente atendiendo a su literalidad, sino a los fines que persigue, atendiendo a los valores democráticos, a salvaguardar la armonía y paz social, a la unidad nacional, al sostenimiento de nuestras instituciones, a alentar la participación de los ciudadanos en la vida democrática del país, a guardar las formas y ponderar los equilibrios.