Panorama incierto

En la medida que avanza el arribo de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, el clima de incertidumbre también se acrecienta, además continúan las rivalidades internas en esa nación derivada de la campaña política, donde las impugnaciones provocaron llevar a cabo algunos conteos de votos, signo de indudable inconformidad y de confrontación.
Sin embargo, hasta este momento todo mundo da por hecho que el magnate norteamericano asumirá el poder en medio de convulsiones internas, divisiones políticas y desconfianza internacional, pues sus promesas de campaña y la forma de plantearlas no auguran políticas amables, aunado a que los resultados electorales no le dieron un triunfo contundente.
Ese panorama, dentro de una lógica con sentido común, lo alentaría a buscar acuerdos internos a efecto de buscar alianzas estratégicas de gobernabilidad y estabilidad, a la vez de tomar decisiones que le permitan legitimarse ante los ciudadanos norteamericanos, inclusive lo está haciendo con la rapidez que le permiten las condiciones desde antes de iniciar su mandato al enviar señales sobre el cumplimento
En esa medida, en México acusamos recibo de los mensajes, pues nos coloca en el ojo del huracán, las declaraciones del propio Trump y de sus voceros en relación a nuestro país son bien recibidas en su gran mayoría por el pueblo norteamericano: ¿quién se opone a una frontera segura?; ¿quién desea que las inversiones salgan de su país?, pues prácticamente nadie, son posicionamientos maniqueos y populistas, además que nos agarra con los dedos contra la puerta, utiliza la relación bilateral para legitimarse.
De llevar a cabo esas acciones, lo que no dudo que haga, aprovechando el poderío de esa nación y la dependencia económica que tenemos, es evidente que nos causará un daño y tensará las relaciones entre ambos países. Es obvio que existen muchos intereses en juego, sin embargo, debemos mantener la cabeza en alto, la unidad en lo esencial e incólume la soberanía.
Por otra parte, entre las fortalezas y debilidades existen vertientes importantes en nuestra región que han permitido la suma de esfuerzos comunes para el desarrollo y estabilidad de ambas naciones, con sus altibajos, compartiendo estrategias, cooperación e información en aras de un bien superior, lo que ha permitido añadir valores en la relación.
En esa consideración, los replanteamientos para imponer en detrimento de los intereses mexicanos diversas acciones, nos obligan a una revisión integral de la relación bilateral, es decir, ver el bosque completo y no únicamente los árboles que tenemos enfrente.