Al menos 23 civiles, entre ellos cinco niños, murieron a manos de los talibanes en el transcurso de combates con las fuerzas de seguridad en los últimos cuatro días en la provincia de Kandahar, en el sur de Afganistán, informó una fuente oficial.
«Durante cuatro días, los insurgentes talibanes registraron viviendas de la población y mataron a 23 civiles, incluyendo a dos mujeres y a cinco niños», indicó el portavoz de la Policía provincial, Zia Durrani.
Los enfrentamientos estallaron a principios de semana después de que los insurgentes lanzasen ataques contra varios puestos de control de las fuerzas de seguridad en cuatro aldeas del distrito de Neash, donde los combates se extendieron hasta hoy, detalló la fuente.
Agregó que, además de los civiles, 29 talibanes y cuatro policías perecieron durante los choques.
No obstante, la formación insurgente cifró en más de 60 a los miembros de las tropas afganas abatidos en esa zona y afirmó que sólo tres de sus hombres perecieron en la batalla, si bien los talibanes tienden a ofrecer información sesgada sobre el alcance de sus acciones.
Su comunicado, firmado por el portavoz talibán, Zabiullah Mujahid, no hizo referencia a la muerte de civiles, un tipo de acciones que los insurgentes no suelen reivindicar y que a menudo niegan.
Kandahar fue la cuna del movimiento talibán en la década de 1990.
El grupo insurgente ha ganado terreno en Afganistán desde el fin de la misión de combate de la OTAN en enero de 2015 y, según estimaciones de Washington, controla cerca de un tercio del territorio.