La obesidad infantil se multiplica peligrosamente en México: Nutrióloga

 

Olivia González Acevedo, investigadora de la Facultad de Enfermería y Nutrición de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, señaló que la obesidad infantil está creciendo de manera impactante debido a los estilos de vida en la población, donde un menor consume hace 14 raciones de azúcar diarias.

Expuso que México ya es el primer lugar en obesidad en el mundo por lo que la prevalencia de esta enfermedad en edades tempranas debe cuidarse, el cual es un problema multifactorial, donde se le ha atribuido a los aspectos genéticos, pero los principales detonantes son la cultura alimentaria y los hábitos que se han ido modificando, “México presenta una situación complicada con referencia a la transcultura que ha ido viviendo, y por lo tanto hemos modificado los estilos de vida”.

“Por ejemplo, hoy las mamás trabajamos más horas y eso hace que el acceso a los alimentos y la seguridad alimentaria se complique, a veces el alimento es comprado, es elaborado en otro lugar y no sabemos bajo qué condiciones y calidad se hizo; también comemos muy rápido, y los horarios de comida hasta para los hijos son poco tolerantes”, dijo.

La también coordinadora de la carrera de Nutrición manifestó  que por estas condiciones se adquieren alimentos rápidos y fáciles de cocinar: “el costo de los productos y alimentos que tienen más grasa y más azúcar son los más baratos, entonces en las regiones rurales nos estamos enfrentando a que prefieren comprar un producto de estos a comprar productos saludables porque les cuesta mucho más”.

Agregó que ante estas situaciones, es importante comparar el costo-beneficio: “es cuestión de educar a la población porque te das cuenta que una charola de verduras de diez pesos no se compara en calidad de nutrientes contra un producto industrializado.

Sobre la obesidad infantil, mencionó que es importante como padres de familia saber qué les estamos dando a nuestros hijos, pues estamos añadiendo demasiada azúcar a sus preparaciones, y explicó: “analizamos que la población desde la mañana ofrece a los niños leche con chocolate, o un cereal con demasiada azúcar, antes de ir a la escuela, y para el lonche agregamos una bebida o jugo azucarado y galletas dulces, estamos hablando de que el niño ya consumió antes de medio día más de tres raciones de azúcar. Y por la tarde consume agua con azúcar de estos polvos y de postre comen azúcar en alguna golosina y cenan algo con azúcar”

Olivia González dijo que “hemos detectado que un niño al final del día llega a consumir de 12 a 14 raciones de azúcar, además no le dedicamos tiempo para llevarlo con nosotros a caminar, correr, andar en bicicleta a jugar o hacer alguna actividad física. Por lo que la cantidad de gasto de energía no es proporcional a la cantidad de azúcar consumida tanto de adultos como niños, que se transforma en grasa corporal”.

Añadió que en la medida que vayamos educando a madres y padres sobre este tema la cantidad de niños con obesidad bajara: “los niños están experimentando una forma de alimentación muy diferente, y por lo tanto están tomando este patrón de alimentación y se va modificando a lo largo de los años. Cambiar esto nos costará tal vez quince años en revertir esta mala alimentación. La responsiva es de los padres, tenemos que buscar estrategias para la educación de ellos”.