La muerte de niños ‘se paga con nuestros impuestos’: Norberto Rivera

El permanente reclamo de miembros de la Iglesia católica por la legalización del aborto en México acusa hoy al gobierno de utilizar los impuestos de la sociedad “para pagar la muerte de miles niños”.

Al oficiar la misa por el 46 aniversario de la consagración de la parroquia de San Pedro y San Pablo, en Tlalpan, el cardenal Norberto Rivera Carrera dijo que hoy lo inimaginable en el pasado sucede y e incluso legal, pues además del aborto ya se reconocen los matrimonios civiles homosexuales.

Hace 20 años, (la Ciudad de México) era otra Ciudad, en costumbres, en prácticas públicas, en legislación, en el comportamiento ciudadano; actualmente vivimos situaciones que antes no se daban, como la violencia, los ‘proyectos para matrimonios’; nadie imaginaba que había la posibilidad de matar a un niño; aunque existía esta práctica, no era algo aprobado; ahora eso hasta se paga con nuestros impuestos”, dijo este fin de semana.

Las declaraciones fueron difundidas por la Arquidiócesis Primada de México, en su portal de información, Siame. La misma institución publicó el domingo una protesta a fin.

El editorial del semanario Desde la Fe apuntó que en México «nos hemos acostumbrado a la muerte en su forma más denigrante, suplantando la esperanza de la trascendencia por el culto macabro y atroz del sufrimiento demencial como cultura de la necrolatría».

Citó como «crímenes ilegales» los que son ocasionados por el crimen organizado, y como «legales» los que respalda el mismo Estado mexicano.

Pero propiciar dolor y muerte no es cosa exclusiva de quienes están fuera de la ley. Nuestra necrolatría se tolera oficialmente al proteger el asesinato de indefensos a fin de que prevalezcan egoístas decisiones sobre el cuerpo: el aborto. Este poder de la violencia legítima e invencible que atenta contra las vidas en gestación arroja, tan sólo en la Ciudad de México, la infausta cifra de más de 160 mil niños asesinados, reflejo de nuestra idiosincrasia al decir que la vida no vale nada, y puede desecharse por decisiones legislativas», señala.