Solé Giménez interpreta a autores mexicanos con big band

Con su voz, Solé Giménez llenó de frescura y pasión el Plaza Condesa en el que se reunieron mil 200 personas para escuchar sus canciones y los boleros que, a ritmo de jazz, fueron una grata sorpresa tanto para los asistentes como para la cantante española que los estrenó con su delicioso estilo.

A las 21:17 horas, la Joe D’Etienne Big Band comenzó a sonar entre luces de todos los colores, que combinaron con los matices del tema Caravan.

La española llegó minutos después con Vereda tropical, del compositor mexicanoGonzalo Curiel.  Ahí comenzó un repertorio de 17 melodías, gran parte de ellas de autores mexicanos.

«¡Muchas gracias!», expresó con fervor el aplauso del público.

«Es un placer estar aquí en el Plaza Condesa con vosotros por casi tercer año consecutivo. Es una maravilla tener está oportunidad. Gracias a todos los que lo hicieron posible y gracias a Joe D’Etienne.

«Hay canciones que no he cantado nunca y otras que no he cantado con estos arreglos. Así que es una noche de estrenos», expresó Solé a manera de saludo e interpretó enseguida Delirio, escrita por el cubano César Portillo de la Luz.

Algunos gritos discretos de euforia resonaron entre las butacas ante la canción siguiente, cuya versión transitó con una velocidad pocas veces escuchada, pero sin restarle el sabor de entrega amorosa.

«Me gusta el repertorio que hemos hecho, porque hay muchas canciones de autores mexicanos. La siguiente es otra canción de una autora mexicana que conocemos todos, Consuelo Velázquez, así que creo que saben cuál es», presentó así la cantante el tema Bésame mucho y adelantó lo que vendría a lo largo de la velada.

Otra composición mexicana apareció: Cuando vuelva a tu lado, de María Grever.

Solé Giménez confesó que nunca había cantado la canción que continuaba y mucho menos acompañada de big band. Sin embargo, contagió a los asistentes con su versión de Quizás, quizás, quizás, del cubano Osvaldo Farrés.

La noche se postró ante el halo romántico de Cielito lindo, solamente instrumental, y después de Está tarde vi llover, de Armando Manzanero, que en la enérgica y dulce voz de Solé detalló las nubes grises del desencanto y la ausencia perpetrada en su letra.

Toda una vida (también de Farrés), de la que dijo era un placer cantarla siempre, yDos gardenias (de la cubana Isolina Carrillo) resonaron a ritmo de jazz

«Sigue uno de los temas que he podido componer en mi vida. Esta canción se la dedique a otra cantante que siempre he admirado, Billie Holiday, y esta noche vamos a estrenar este arreglo», dijo y los tonos azulados presagiaron Alma de blues, que en algún momento interpretó junto a la banda Presuntos implicados, de la que fue vocalista, y que ahora ha retomado en su faceta como solista.

«Mi pequeño tesoro» la dedicó a su hija Alba, quien la acompañó a Méxito y a quién dijo: «Está canción la escribí en un momento especial de mi vida. Justo cuando estaba creando vida, creando un ser dentro de mí. La dedico a mi niña, a mi mujercita, a ella y a todos, porque todos hemos sido niños».

1,200 asistentes congregó anoche en el Plaza Condesa, de acuerdo a los organizadores de Ocesa

La última canción estuvo a punto de despedir a Solé del público reunido en el Plaza Condesa. En Cómo hemos cambiado la gente aplaudió y cantó desde sus asientos, pero el adiós no se concretó.

«Esta noche se me ha pasado como un suspiro. Siempre es un placer venir a México donde me siento como en casa y es gracias a vuestro cariño y presencia constante en mi vida. Es un placer tenerlos tan cerca. Gracias de corazón. Vamos a irnos con un tema que espero me ayuden a cantar. Este arreglo no ha sonado nunca. La canción se titula ‘Cómo hemos cambiado’, pero creo que sólo hemos cambiado para mejor. ¡Muchas gracias México por todo y por siempre!», fueron sus palabras antes del tema.

Sin embargo, la gente no le permitió partir. Insistió en otra canción y la española no pudo más que regresar con la big band entera para complacer a sus seguidores con dos canciones más, una de ellas en tributo a Juan Gabriel.

«La vida nos arrebata gente siempre y hace poco pasó en México. Juan Gabriel era de todos, de quienes oímos su música y disfrutamos de su voz y presencia, de su saber hacer y de su magia.

«No podía dejar de hacer mi pequeño homenaje a ese maravilloso autor que fue Juan Gabriel y que siempre estará con nosotros. Esta canción la cantaba una de mis cantantes favoritas, Rocío Durcal. Así que la haremos de manera especial, porque me pondré más mexicana que nunca. Cantaremos una ranchera», presentó así Se me olvidó otra vez que fue parte del encore.

Minutos antes de las 23:00 horas del miércoles, la velada musical en el Plaza Condesa dio sus últimas notas. El cierre fue con otro tema de Manzanero, Esperaré.

«Es un tema que adoro. Le dije a su autor que no lo aprendí de su voz, sino por mi madre quien la cantaba. Luego tuve la inmensa suerte de cantarla muchas veces y ahora con todos ustedes».

La española, quien lució un vestido negro impreso de mariposas, agradeció a la big band, a su director, el trompetista Joe D’Etienne y a los músicos antes de abandonar el escenario.

«¡Gracias a todos! Espero que la próxima vez que nos veamos sea muy pronto. ¡Adiós!».

Un beso al aire se disipó entre el público y la cantante salió con las manos llenas de flores. Entonces la big band tocó La sandunga hasta que el reloj marcó diez minutos antes de las 23:00 horas y los aplausos resonaron dulcemente como el desenlace de la canción y del concierto de 90 minutos de Solé Giménez.