Edomex: ¿la gota que derramó el vaso?

Si bien se aprecian estados con gran deterioro que han atravesado difíciles circunstancias y padecido gobernantes anodinos, negligentes y cuestionados por la corrupción, como son los casos actuales de Chihuahua, Veracruz y Quintana Roo, sin embargo, el Estado de México, considerado la joya de la corona en las próximas elecciones, no canta mal las rancheras, el proceso de degradación que ha sufrido es de dimensiones brutales.
Como es bien sabido la entidad ocupa vergonzantes primeros lugares en incidencia delictiva, inseguridad y violencia, destacando los feminicidios y la corrupción. En realidad poco volteamos a ver lo que ocurre en el Estado de México, pues al encontrarse colindante y conurbado con el Distrito Federal, lo que ahí acontece pasa a segundo o tercer término por razones obvias, lo que ocasiona que infinidad de atroces episodios pasen desapercibidos, sin darnos cuenta de la grave situación y las condiciones en que se encuentra sumida la entidad.
Algunos ejemplos impactantes suscitados recientemente dan cuenta clara de lo que ahí ocurre; los constantes robos y violaciones en camiones de pasajeros se advierte como práctica común, al igual que las permanentes extorsiones policiales en el tramo del periférico a los conductores; la espectacular fuga del Chapo Guzmán a través de un túnel que durante meses fue construido con alta ingeniería en ese territorio sin que las autoridades locales se percataran de ello da mucho para pensar y; en el colmo de los acontecimientos, el cobarde crimen perpetrado en contra del Juez Quinto de Distrito de Amparo y Juicios Civiles Federales, licenciado Vicente Bermúdez Zacarías, en uno de los fraccionamientos residenciales del municipio de Metepec, pone en evidencia que se trata de un estado sin orden, sin gobierno y sin ley.
Así podríamos seguir hablando de múltiples hechos reales y documentados que superan con mucho a las mejores novelas de terror. Por su parte el dicente gobernador Eruviel Ávila lejos de preocuparse y ocuparse en reparar la descomposición en que sumido a su entidad, tiene los ojos puestos en ser candidato de su partido a la presidencia de la República, además de allanar el camino a favor del abanderado del PRI para imponerlo como sucesor.
Si mal no entendí, el actual presidente de ese instituto político se comprometió a limpiar la casa y, en el Estado de México, por lo visto tiene tarea pendiente, esa cocina está llena de cochambre o bien, según parece, es adicto a la estrategia del jarabe de pico.