Sexta misión espacial tripulada de China, lista para despegar

Con los preparativos terminados, los astronautas ya en cuarentena y la nave lista, la base de Jiuquan (China) aguarda al lanzamiento, mañana lunes, de la sexta misión espacial tripulada en la historia de China.
La partida de la Shenzhou-11, como se llama la nave que transportará a los dos astronautas que integran la misión, está programada para las 07.30 hora local del lunes (23.30 GMT del domingo) desde el centro de lanzamientos de Jiuquan.
Jing Haipeng, un veterano que viajó a bordo de las misiones espaciales de 2008 y 2012, y el debutante Chen Dong son los elegidos para tripular la nave, anunció la portavoz del programa espacial tripulado de China, Wu Ping, en una rueda de prensa en esta base situada en pleno desierto del Gobi.
«Los ensayos integrales de todas las fases de la misión Shenzhou-11 se han completado. El equipo de astronautas está en buen estado y todo el trabajo preparatorio previo al lanzamiento ha acabado», afirmó Wu.
Así, todo queda listo para el lanzamiento de la misión que supondrá el regreso de los astronautas chinos al espacio después de tres años de ausencia.
La Shenzhou-11 despegará con el objetivo inmediato de acoplarse con el nuevo laboratorio espacial chino, el Tiangong-2, y la meta a largo plazo de avanzar en los preparativos para el establecimiento de la futura estación permanente en el espacio del gigante asiático, que Pekín espera poner en órbita hacia 2022.
Propulsada por un cohete modelo Larga Marcha-2F, la nave tiene previsto alcanzar en dos días la órbita del Tiangong-2, lanzado con éxito el pasado 15 de septiembre, tras lo cual procederá a ensamblarse con esa plataforma durante 30 días, al término de los cuales tardará una jornada más para regresar a la Tierra.
Jing y Chen vivirán y trabajarán, con un horario de seis horas al día y seis días a la semana, a lo largo de 30 días dentro del laboratorio espacial y desarrollarán experimentos científicos, entre ellos algunos conjuntos con instituciones académicas extranjeras y otros propuestos por alumnos de secundaria de Hong Kong.
Durante su viaje, los astronautas realizarán pruebas con ultrasonidos y, ya instalados en el laboratorio a una altura de entre 343 y 393 kilómetros sobre la Tierra, llevarán a cabo investigaciones en campos como la medicina, la biología o la botánica, además de observaciones astronómicas y mecánicas.
Sin embargo, la portavoz detalló que el principal cometido de la Shenzhou-11 es transportar de la Tierra al espacio material para los operaciones en órbita del laboratorio Tianong-2.
Asimismo, Jing y Chen pondrán a prueba la capacidad del complejo para albergar la vida y el trabajo de los astronautas con miras a desarrollar las tecnologías que se utilizarán en la futura estación espacial china.
«La estación espacial china será un bello hogar en el espacio para todo el pueblo chino y pienso que debería ser el destino de los sueños de todos los astronautas», declaró hoy Jing, en su presentación ante la prensa en la base de Jiuquan.
Por veteranía -50 años- y experiencia -formó parte de las tripulaciones de las misiones Shenzhou-7 (2008) y Shenzhou-9 (2012)-, Jing será el comandante de la nave y estará acompañado por Chen, de 37 años, en su primera participación.
Tanto Jing, primer astronauta chino en participar en tres misiones espaciales, como Chen asistieron a ese encuentro separados de los periodistas por un cristal, porque ambos se encuentran en cuarentena para aislarse de posibles infecciones que se entrometan en su viaje espacial.
Se trata de la última fase de un largo proceso de selección y entrenamiento en el que, según reveló hoy la portavoz del programa espacial tripulado chino, las «cualidades políticas» fueron uno de los criterios empleados a la hora de elegir y ambos astronautas son miembros del Partido Comunista de China.
La misión Shenzhou-11 durará un total de 33 días, más del doble que la anterior tripulada china, la Shenzhou-10, que con 15 jornadas era la más larga hasta la fecha, y esta longevidad ha obligado a extremar las precauciones.
La larga permanencia en el espacio implica un aumento de los riesgos para la salud de los astronautas, advirtió Wu, que señaló que «el declive de la función cardiovascular será más prominente y habrá un cierto grado de atrofia muscular y pérdida ósea».

Además, ha obligado a alargar el periodo de adaptación de los astronautas anterior al despegue, como también ocurrirá con el de readaptación a la gravedad terrestre cuando concluya la misión, y a incrementar los controles de salud con un nuevo sistema de apoyo médico Tierra-espacio para atender sus posibles necesidades.