México y las Olmpiadas: Otro golpe

Los deportes es un tema que nos une como mexicanos, somos aficionados a muchas disciplinas, nos enorgullecemos de nuestros atletas y somos apasionados en las competencias donde participan connacionales representando al querido país, prestos a apoyar con porras y palabras de aliento. En ese plano no existen diferencias, es un indiscutible punto de cohesión; se trata de un positivo y mexicanísimo estado de ánimo; sin distingos eleva la alegría y dejamos atrás las divergencias, por un rato nos olvidamos de los problemas y damos rienda suelta al orgullo nacional.
Paradójicamente en esta ocasión ante los resultados obtenidos en las olimpiadas de Río, que rayan en el fracaso, ocasiona que el estado de ánimo se caiga por los suelos. Si bien, es cierto que México nunca ha estado entre los primeros lugares del medallero, pero tampoco en los últimos como ahora, de alguna u otra manera siempre nos hemos defendido, sobre todo en algunas disciplinas donde el nivel de competencia de nuestros atletas, pese a los pocos o nulos apoyos, nos colocaba entre los mejores del mundo y, el éxito de nuestros competidores se irradiaba a todo el país, sin embargo, la triste realidad produce su efecto: el desánimo se hace presente, la nostalgia de ayeres más alegres en esas lides nos agobia y, pasado el momento de distracción regresar a lo que tenemos: el país y sus circunstancias.
La distribución de culpas se encuentra en apogeo, ya inclusive el líder del PRI manifestó que llamará a cuentas al Presidente de la CONADE, mientras que Ricardo Anaya por parte del PAN, señaló que es un reflejo de la corrupción que se vive en el país, en fin, los reproches y enconos simplemente dejan entrever dos cosas: la primera corrobora el fracaso de México en los Juegos Olímpicos y; la segunda, la situación que vive el país, que continúa atravesando por una etapa crítica en todos sentidos.
El dilema ahora es: ¿buscar culpables o ver hacia adelante? En principio deslindar responsabilidades es un ejercicio obligado, pues es la forma de realizar una labor de crítica y autocrítica que se requiere para corregir los errores y aprender de las experiencias, algo queda claro, la renuncia del Presidente de la CONADE Alfredo Castillo y su equipo es lo menos que se puede esperar. Un punto toral es evitar que en lo futuro tengamos un tropiezo similar y, para ello se tiene que trabajar desde ahora, con criterios específicos, personas capacitadas, infraestructura adecuada y la necesaria disciplina, me atrevería inclusive a decir: más trabajo y menos grilla.
No estoy seguro de que lo ocurrido en Río sea un reflejo de lo que pasa en México, no obstante los resultados nos tomaron por sorpresa, nos asestaron otro golpe para el que no estábamos preparados, influyendo en nuestro estado de ánimo, eso simplemente hace que surja el enorme deseo de que las cosas cambien, para bien.