Próxima Jornada Mundial de la Juventud será en Panamá: Papa

El Papa Francisco anunció hoy que la próxima edición de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), la máxima kermese católica internacional, será en Panamá y tendrá lugar en el  2019.

Al concluir la misa de clausura de esta jornada ante más de 1.5 millones de personas en un campo a las afueras de Cracovia, el líder católico pronunció la comunicación oficial y un grupo de panameños que se encontraban cerca del altar estallaron de alegría agitando banderas.

«La providencia de Dios siempre nos precede. Piensen que ya ha decidido cuál será la próxima etapa de esta gran peregrinación iniciada por san Juan Pablo II en 1985», dijo, antes de bendecir a la multitud con la oración del Angelus.

«Por eso les anuncio con alegría que la próxima Jornada Mundial de la Juventud -después de las dos de ámbito diocesano- será en 2019 en Panamá», agregó.

A decir verdad entre los periodistas ya se daba como un hecho la elección del país centroamericano como sede de la JMJ, sobre todo después de que el presidente panameño Juan Carlos Varela viajó especialmente a Polonia para la misa de Cracovia.

Por tradición el Vaticano mantiene el nombre de la siguiente sede en completo secreto hasta que el Papa lo confirma al final de la misa conclusiva, pero extraoficialmente suele filtrarse por las gestiones necesarias para asegurar el anuncio.

La JMJ volverá así a América Latina apenas seis años después de haberse realizado en Río de Janeiro, Brasil, en julio de 2013. La otra jornada latinoamericana tuvo lugar en Buenos Aires, Argentina, en abril de 1987.

Creada por Juan Pablo II en 1984, la Jornada mundial de la Juventud llegó este año a su edición número 31. Tiene lugar anualmente pero solo se celebra en grande cada tres años en alguna ciudad del mundo; se trata del encuentro católico cotidiano más multitudinario.

Durante el Angelus, el Papa Francisco recordó a Karol Wojtyla asegurando que él «disfrutó desde el cielo» porque los jóvenes llenaron Cracovia «con el entusiasmo contagioso de la fe».

Aseguró que los actos de estos días han sido una «oxigenación espiritual», llamó a los presentes a no desperdiciar la experiencia vivida sino custodiarla en el corazón, para que germine y dé fruto en los países de cada uno.