“Nos dan un sitio, pero no nos dan nuestro lugar”

Miguel Ángel Osorio Chong, titular de Gobernación y con una alta dosis de ineficacia de su tarea en
cuanto a la seguridad interna del país; quiere y vaya que anhela, ser presidente de México a partir del 2018, por lo que él no quiere ver a una mujer al frente del país, pero sí los votos de las féminas a su favor en las urnas correspondientes.
Afirma Osorio Chong, en cualquier oportunidad, que el presidente Enrique Peña Nieto quiere para las mujeres justicia y escenarios de oportunidad e igualdad, pero eso es sólo un discurso barato porque la ley y algunos jueces tienen aún altos grados de misoginia.
Esta semana el secretario de Gobernación, realizó un llamado a las mujeres que son violentadas para que hagan la denuncia correspondiente y literal afirmó: “tengamos la valentía que siempre tienen las mujeres” para llegar a sentenciar a sus agresores.
Delatar una injusticia conlleva el cargo de la prueba y eso, amigos lectores, es un camino que se recorre no con facilidad, ni con empatía del juzgador hacia la que declara la agresión física o hasta psicológica.
En México, se habla de que las mujeres hemos ido alcanzado más espacios dentro de la sociedad como profesionistas, como trabajadoras, en la toma de decisiones en la política y la empresa, pero para ser justos, aún no nos han dado nuestro lugar.
El primer paso para reconocer el trabajo y el esfuerzo de la mujer, sería registrar a nivel nacional, el trabajo doméstico como una actividad remunerada y advertir que las mujeres no sólo debemos estar en dónde nos necesitan los hombres, sino incluso en el lugar que ellos ocupan.
Cuando se advierte de los espacios en la política que las mujeres han ocupado y ocupan, pocos pueden advertir que también son usadas para los fines que a los hombres les conviene.
El caso de Rosario Robles primero titular de Desarrollo Social (Sedesol) y ahora de la Secretaría de Desarrollo Urbano, Territorial y Urbano (Sedatu), en este sexenio, es el claro ejemplo de que nos dan nuestro sitio, pero no nuestro lugar. Es decir, a Rosario la han usado en este sexenio sólo para cumplimentar las necesidades y las aspiraciones de otros hombres.
Señor Osorio Chong, no nos invite más a las mujeres a “una fiesta” en donde los peores lugares son siempre para nosotros, en donde si alguien nos infringe una ofensa, la ley y los juzgadores nos dejen aún peor, en donde seamos vistas como artículos de decoración y en dónde nos aplaudan nuestros logros como si fuera cosa del otro mundo.

Acta Divina… “Nos dan un sitio, pero no nos dan nuestro lugar”: María Lavalle Urbina. (1908-1996)

Para advertir… ¿Empoderar a las mujeres o ponerlas de moda?