A semifinales dos latinoamericanas: Mónica Puig en Eastbourne y Victoria Rodríguez en Perigueaux. Reflexiones sobre el césped británico.

La tenista mexicana Victoria «Chely» Rodríguez, vuelve a los titulares al avanzar, sin problemas, a la ronda de semifinales del torneo ITF Engie Open Du Perigord, que con bolsa de 25 mil dólares se juega en el Cap Tennis Club de Perigueaux, en la convulsionada Francia. Importante éxito de la ahora raqueta número uno de México, potencia tenística en grave situación sin una sola representante, ni en qualy, en el Grand Slam de Wimbledon que comienza el próximo lunes 27. Sin embargo, para consuelo de la mediocridad, en Londres no jugará un sólo varón Latinoamericano. Por eso el festejo para la portorriqueña Mónica Puig, quien alcanzó a sortear la lluvia sobre el Aegon International de Eastbourne, en el sur de Inglaterra, y colocarse en semifinales.
En un parpadeo, la duranguense Victoria Rodríguez venció por 26, 62 y 60 a la argentina Guadalupe Pérez Rojas, para acceder a cuartos de final el martes, seguida del paso a la semifinal durante el miercoles, luego de batir por 60 y 75 a la italiana Anastasia Grymalska, octava preclasificada en Perigueaux. Chely, tercera en el cuadro, se medirá ahora con la ganadora del match entre la española Olga Sáenz y la francesa Lou Brouleau.
Al otro lado del Canal de la Mancha, la cada vez más linda boricua Mónica Puig, con su flamante top 40 y ya de vestido blanco a la conservadora usanza inglesa, dio el último espectáculo de Eastbourne, último escalón a La Catedral, antes de las precipitaciones que acabaron con el día. Puig venía sumamente caliente por su descomunal triunfo ante la hoy alicaída súper belleza Caroline Wozniacki por 46, 63 y 64, ex número uno mundial y aún top 5 en las pasarelas. A punto de alcanzarla en sex-appeal, Mónica descubre en Nottingham, donde también llegó a semis, que ha sido el césped la que ha hecho que aflore su esplendor. Veloz en esa percepción, la reina latinoamericana ha encontrado en esa superficie las condiciones para golpes ganadores con relativa facilidad y hacer gala de una magnífica movilidad.
Por eso pudo alzarse victoriosa en un duelo de gran igualdad ante Kristina Mladenovic, indudablemente la mejor jugadora francesa del año, que al lado de su patiño Caroline García, tan poco mediática la pobre, alcanzara la corona de dobles en Roland Garros. La bella Kristina, durante el match, intentó variar ritmos con drop shots y subidas a la red, pero sus nueve dobles faltas fueron un lastre demasiado pesado. Puig jugó con una potencia superior y pudo ganar por 76 (6) 46 y 63. Todo indica que tan pronto se regularice el clima, tendrá que verse con la numero 3, la damnificada por las lluvias de París, Agnieszka Radwanska.
EL RITMO DE LA LLUVIA
Y es que la arrogante reina WTA vigente tiene algún problema con el cielo. Algún periodista mexicano podría decir que con el mismísimo dios Tlaloc. En París, aún con su número dos bajo el brazo, Aga parecía encaminada a una gran final, pero el lodazal en que se convirtió la arcilla de Roland Garros neutralizó la excelencia de sus bolas rápidas y juego de piernas que la caracteriza. Una 102 de la gráfica, Tsvetana Pironkova, adaptada lo mismo a la lluvia que a las constantes suspensiones del match de octavos, dio la paliza de su vida a una reina polaca decidida a recuperar su sitio, demostrar la futilidad de Muguruza y vérselas por el número uno con una Serena que, sin su némesis rusa, apaciguada y poco mediática, sufrió ante la holandesa Kiki Bertens y terminó derrotada por la española en París.
Durante el jueves, en Eastbourne, el cielo fue otra vez voluble y dejó a Radwanska en las mismas condiciones que la echaron de RG: primer set arriba y segundo a medias ante la peligrosisima Dominika Cibulkova, desbordando la eslovaca la fortaleza tan especial de las tenistas europeas que tan bien va con la presunción de su femineidad. La semana pasada, Aga no pasó en Birmingham ni a segunda ronda ante la norteamericana Coco Vanderweghe, mientras que la alemana Sabine Lisicki impone su servicio sobre el césped y adquiere la condición de favorita en todo evento sobre dicha superficie. Así lo atesora el hecho de que llegara a ser finalista en Wimbledon 2013 y semifinalista en la misma Catedral en 2011.
EL CÉSPED, CONTRA LA AMERICANIZACIÓN DEL TENIS
Lo que es cierto es que Wimbledon será testigo de la lucha de las artistas de la estrategia por refrendar su modelo, y mantenerse en oposición a la corriente de americanización del tenis, con tres top 10 impulsando el modelo de homogeneidad. De acuerdo con el portal español Vavel, «En un mundo donde impera la homogeneización y polivalencia, continúan existiendo jugadores y jugadoras con un aura de romanticismo, empeñados en hacer que la hierba se erija en un reducto de juego sutil y donde primen los efectos cortados, servicios y voleas. En este 2016 han brillado en las semanas previas a Wimbledon. ¿Lo harán en el evento londinense? Las diferencias entre superficie se reducen, las raquetas son más ligeras, las bolas tienen menos presión y el físico es cada vez más importante. Esto ha dado lugar a una progresiva democratización del tenis en las últimas décadas, en un lento pero inexorable camino que hace menos lenta a la tierra batida y menos rápida a la hierba».
«El siglo XXI introdujo un ligero cambio en los injertos de hierba de las pistas de Wimbledon, algo tan ligero, tan nimio que no se conoció hasta años después, al descubrir que el cambio de patrón de juego y resultados había cambiado. Se cambió el césped mezcla de semillas con un 100% ballico perenne, más duradero y que se adapta mejor al juego de fondo. La sensación es que la hierba es mucho más resbaladiza, no proliferan los peloteos y el ganar la red vuelve a ser clave. Desde algunas instancias se argumenta que la organización de Wimbledon decidió ralentizar las pistas para favorecer el espectáculo, ya que el público demanda peloteos más largos y más alternativas en el juego que el servicio y la volea».