Los sentimientos en México: indignación, coraje y rencor

Al vivir en tierra de nadie, afloran múltiples manifestaciones derivadas de la impotencia que padecemos al encontrarnos a merced de las más graves vejaciones sin tener siquiera una protección de nuestras autoridades, antes bien, consideramos que muchas de ellas son cómplices de esos atropellos y que solamente actúan cuando se ven sometidos a la presión del escrutinio público.
En días pasados me encontré con un video subido a las redes sociales por una madre de familia, me sorprendió de sobremanera al tratarse de una persona a la cual conozco desde hace muchos años, como seria, decente y dedicada a sus hijos.
Ahí narra un trágico episodio del cual fue víctima, su clamor por justicia, el sufrimiento, la impotencia, su indignación y el coraje son evidentes, cuando señala que al realizar un viaje de la Ciudad de México hacia su tierra potosina, a bordo de un autobús perteneciente a la línea ETN, por cierto de los mejorcitos que hay, aprovechando el infame tráfico que hizo detener al vehículo a la altura de la caseta de Tepotzotlán, se subieron unos hombres armados y comenzaron a robar a los pasajeros, no conforme con ello, ultrajaron a la mujer amenazándola con una arma de fuego en la cabeza, aclarando que afortunadamente su hija que la acompañaba pudo esconderse en el baño.
En principio, es de reconocer el valor de esta mujer al hacer una pública denuncia sobre los trágicos hechos, lamentablemente es un ejemplo de lo que cotidianamente ocurre en todas partes del país; si estos acontecimientos pasan en camiones de lujo, en la principal carretera de México, en un horario prudente, pues afirma que eran alrededor de las diez de la noche, en zona federal, llena de vehículos y de gente, quiere decir que nos encontramos completamente indefensos y expuestos a que los criminales con total impunidad saquen a relucir sus más bajos instintos.
¿Qué nos pasa?, gobiernos inmersos en actividades de corrupción y el pueblo sometido por gavillas de depredadores, sin autoridades que pongan un alto, por el contrario, muchas de ellas coludidas con cobardes abusadores.
Así las cosas, no debe sorprendernos los cada vez más frecuentes linchamientos, es obvio el sentimiento de desconfianza que prevalece hacia las autoridades, ganado a pulso. El botón de muestra simplemente acredita la enorme descomposición por la que atraviesa el país.
El Estado de Derecho por el que muchos hemos luchado, cada vez se ve más alejado, las injusticias se han convertido en regla general, el bien ser y el bien estar solo se localizan en la teoría, sin embargo, el coraje de la mujer que reclama públicamente y exige justicia ante los dramáticos sucesos, nos invita a la reflexión de que no todo está perdido, que es necesario unirnos y actuar.