Arqueólogos del INAH registraron el hallazgo de un sistema de fosas con cinco estelas lisas de piedra verde en Teotihuacan, ubicadas en el Edificio Adosado de la Pirámide de la Luna, al norte del complejo arqueológico, donde actualmente se realizan trabajos de excavación con la finalidad de indagar más sobre la trascendencia de este espacio ritual para los teotihuacanos.
Dentro del corazón de la Plaza de la Luna también se ubicaron conductos que, en palabras de los especialistas, indican los rumbos del universo y una serie de horadaciones que contenían piedras de río, usados con frecuencia hace 900 años, durante las primeras fases de la ciudad.
Las oquedades halladas en este complejo ritual, a decir de la arqueóloga Verónica Ortega Cabrera, directora del proyecto, podrían ser interpretadas como parte de una simulación del paisaje lunar repleto de cráteres.
“Se han identificado más de 400 oquedades usadas a lo largo de cinco siglos, pequeños hoyos de 20 a 25 centímetros de diámetro y cuyas profundidades oscilan los 30 centímetros, sin duda un descubrimiento increíble.
Éstos se hallan en toda la extensión de la plaza, aunque se concentran más en ciertas áreas.
