El papelón de los «papers»

Para bien o para mal, aquel mundo de lo secreto y lo encubierto parece que ha pasado a formar parte de la historia. Hoy en día, lo mismo un city manager como Arne Aus Den Ruthen exhibe las arbitrariedades de un ciudadano, que Edward Snowden nos sorprende haciendo públicos documentos secretos y clasificados de las agencias estadunidenses de inteligencia.  O bien, más recientemente, en forma anónima, se nos revelan más de 11 millones de documentos que forman parte de los archivos de un despacho de abogados con sede en Panamá, especializado en manejar temas vinculados con los llamados paraísos fiscales.
La publicación de los Panama Papers ha abierto la discusión sobre estos lugares que han servido para constituir empresas de las llamadas «Off shore», ya sea con propósitos fiscales o simplemente buscando secrecía.
La publicación de esta inmensidad de documentos internos del despacho de abogados panameño Mossack-Fonseca refleja 40 años de trabajo de esta empresa. Aparentemente, las prácticas de empresarios y políticos de todo el mundo en esta firma fueron legales de acuerdo a lo que mandatan las leyes panameñas, aunque parece que hubiera resultado menos atractivo para quienes las llevaron a cabo, bajo las leyes de sus propias naciones. O bien, simplemente resultaba más conveniente operar en secreto, al margen de la transparencia de sus países.
Estas regiones con ventajas fiscales excepcionales y la garantía de secreto bancario pueden definirse como paraísos fiscales. Se ha destacado que Panamá no posee ventajas impositivas fuera de lo común, pero una combinación de estrategias fiscales y la localización de empresas en otras regiones (la mitad de ellas registradas en Islas Vírgenes Británicas) permitió a los propietarios obtener mejores tarifas en impuestos por gestión empresarial.
Especialmente llamativa y escandalosa ha resultado la aparición de cuentas de políticos en estos documentos, lo que ha provocado reclamos ciudadanos y auténticos tsunamis políticos. Las protestas ciudadanas en Islandia exigieron la salida de su primer ministro entre el 5 y el 6 de abril.
Los documentos de Mossack Fonseca mostraban que el primer ministro había vendido su empresa a su esposa por un valor mucho menor al de mercado, justo antes de que entrara en vigor una ley sobre declaración de conflicto de intereses.
La oposición en Reino Unido ha llamado a hacer una investigación al primer ministro David Cameron, quien a su vez había lanzado una agenda de transparencia financiera.
Por otra parte, el primer ministro de Pakistán, Nawaz Sharif, abandonó el país en medio de un escándalo por conflicto de intereses y José Manuel Soria, ministro de Industria de España, renunció a raíz de las demandas de partidos de oposición por su aparición en los Panamá Papers.
En México, los medios han destacado la aparición de Grupo Higa dentro de los documentos, así como de otros 32 mexicanos. Aristóteles Núñez, director del SAT, señaló que investigará sus operaciones.
Otros nombres en los documentos señalan al nuevo presidente de Argentina, Mauricio Macri, al rey de Arabia Saudita, Salmán bin Abdulaziz; al presidente de Ucrania, Petro Poroshenko; a la infanta de España, Pilar de Borbón, así como a celebridades como Lionel Messi y Pedro Almodóvar.
Regímenes más centralizados como en China han censurado las menciones de prensa sobre los Panama Papers en los que el cuñado del presidente Xi Ping se encuentra involucrado. Mientras que en Rusia, el procurador general prometió a investigar a los empresarios cercanos al presidente Valdimir Putin, aunque se cuidó de no señalar estas investigaciones como dirigidas al gobierno. Papelón el que parecen haber hecho estos personajes con sus sofisticadas estrategias.
Regular estos espacios no ha sido sencillo. Significa adoptar un consenso sobre las mejores reglas fiscales que la comunidad internacional debe adoptar.
En los años posteriores a la crisis de 2009, se realizó una fuerte vigilancia entre los miembros de la Unión Europea, particularmente Mónaco y Luxemburgo, pero el tema no había resurgido. Tras la filtración de los Panama Papers, Barack Obama ha iniciado una reforma de las reglas del Departamento del Tesoro para hacer más difícil que las empresas evadan impuestos cuando se fusionan con empresas extranjeras.
Por otra parte, los funcionarios tributarios de los miembros de la OCDE se han reunido el 13 de abril para definir mecanismos de cooperación entre sus sistemas impositivos. La ausencia de convenios fiscales internacionales es una de las causas que propician la existencia de paraísos fiscales debido a que los gobiernos no pueden consultar entre sí la información relacionada con los contribuyentes y sus inversiones.
Se podría pensar que los paraísos fiscales crean una competencia por ofrecer mejores condiciones para la inversión. Pero los recursos que llegan a estos paraísos no se utilizan para crear empresas productivas o empleos. Las economías que albergan estos «tax heavens» concentran su atención y empeños en resguardar dichas inversiones y en proteger la identidad de sus dueños. Y ha sido en ocasiones precisamente debido a ese velo encubridor que algunos vivales, supuestos manejadores profesionales de inversiones, han cometido multimillonarios fraudes en perjuicio de quienes buscaban el secreto del paraíso fiscal y financiero.
Ya se imaginarán, mis lectores, la cantidad de papeles, con nombres, operaciones e infinidad de detalles que se contienen en ese mar de información, lo que me permite sospechar que estas filtraciones son solo la punta del iceberg. Así lo han sugerido los reporteros que recibieron la filtración. La policía panameña ha entrado al despacho en busca de información sobre actos ilícitos. Se trata tan sólo de una empresa y ya vemos todo lo que ha desatado. La pregunta es si los intereses afectados actuarán para evitar que conozcamos lo que sucede en cientos de empresas similares. O si tan sólo será este un papelón más de un sistema que pareciera hecho para favorecer a ricos y corruptos.