El «moche», en el centro de la disputa

Cuando un gobernante pierde la legitimidad, la credibilidad y la confianza, pierde también el control del aparato burocrático, además de toda posibilidad de acción favorable del Estado. La Nación, por eso, ha caído en la desesperanza y la falta de respeto, porque se da cuenta que los dizque mandatarios han arrasado con su voluntad y con la fe en un destino mejor.
El aparato ha sido vencido por sus mismos tripulantes. Ya no estira más, hacia ningún lado, ni pa’tras, menos pa’lante. Su fuerza es ilusoria. La sucesión adelantada, por la desmedida ambición de los supuestos beneficiarios, da al traste todos los días con la esperanza que la población depositó en «los que sabían cómo hacerlo», después de la hecatombe panista de presidentes, ignorantes y borrachines.
El sexenio de Enrique Peña Nieto, duró tres semanas. La ilusión del Mexican Moment y del «salvador de México», el semanario Time dixit, se derrumbó durante el mismo proceso legislativo de septiembre-diciembre del 2012, cuando la gente conoció los verdaderos motivos canallescos de las «reformas estructurales».

Los mass media, sin lectores ni audiencias

Siempre fue demasiado bonito para ser real. Los voraces deshicieron, en el curso de la manufactura de las reformas constitucionales, el espíritu que las animaba, cuando el «Pacto por México», sustituyó cualquier Programa de Gobierno, el que por cierto nunca apareció, ni en las promesas de campaña del peñanietismo. ?Las reformas de marras, resultaron el método más rápido para llegar al ansiado anexionismo.
El control de la administración es ya una entelequia, aparte de una ficción, sostenida con alfileres invisibles que, desde luego, no puede justificarse sólo con los halagos de los medios radioeléctricos e impresos a modo, porque éstos ya perdieron hace mucho el favor de sus auditorios y lectores. Han sido desplazados, en buena hora, por la valentía de las redes digitales.

Ya se quedaron sin pueblo y sin votos

Es lo que está pasando en este proceso de demolición del país. Ya no hay fuerza, ni rumbo. Todo se ha convertido en una administración repleta de «ninis», ignorantes y depredadores voraces.? Todos los fruncionarios se dedican a lo único para lo que fueron formados por los mentores de sus pandillas: a robar.
La ultraderecha de la tolucopachucracia cree que llegó para quedarse. Nada más falso. Es más frágil que un castillo de arena o una pirámide de naipes. No han sabido, ni ocultar sus pueriles intenciones, ni engañar a nadie, a pesar de que se les puso todo en charola de plata, sin opositor a la vista.
Los partidos se sumaron al juego de Juan Pirulero y a la cadena de las «cebollitas» de mexiquenses y pachuquitas. Todos fueron adelantadamente por su raja, y se quedaron sin pueblo y sin votos. Las elecciones gubernamentales locales demostrarán que no existe un menú atractivo para los sufragantes en ningún punto del país .Es un menudo sin caldo, carne, ni birote.

Encuestólogos inflan y desinflan a mansalva

Todas las planillas ?de candidatos a puestos de elección popular local, han sido construidas al gusto de la «maleta» de Luis Vi(rey)garay. Los partidos, divididos hasta la médula por «los rápidos», los que saben cobrar antes que sus cándidos compañeros. Los que saben cómo formarse en las ventanillas de pago, el método ya ha sido perfeccionado.
Las encuestas de intención de voto, a nivel local y federal, están manufacturadas por los atrabiliarios de siempre. Inflando y desinflando a mansalva, sin razón ni justicia, Benny Moré, dixit. La engañifa es lo que nunca puede llegar para quedarse.
En las calles, los ciudadanos atestiguan manifestaciones, movimientos y plantones, sin sustento ni objetivo. Las que se ven frente a Sagarpa y Bucareli, todos los días del año, por mencionar sólo dos, están orquestadas desde el interior de las dependencias, para repartir dinero entre los líderes de los peticionarios, los mismos peticionarios y los organizadores de las francachelas, desde adentro de las factorías del zipizape.
Los mismos campesinos, traídos en autobuses de súper lujo declaran a este tecleador que quienes alquilan los transportes del boato, en sustitución de los líderes, son los propios jefes de oficinas de atención al público. Nadie tiene en el campo la capacidad económica para contratar por una semana, una veintena de autobuses de turismo de ostentación y boato.

La ciudadanía se refocila mentando madres

¿ Qué ganan? Todo: demuestran a sus atildados jefes de Secretaría que pueden disolver marchas y plantones. Éste reporta a Gobernación, y Oso…rio Chong, ni tardo ni perezoso, se levanta el cuello y sorprende al llamado Presidente con su eficacia, con sus ridículos de templete y con su engaño a los desvalidos de Los Pinos, como el único e irremplazable controlador de masas.
Los «líderes» ganan su maleta. Los peticionarios –algunos tardan meses para poder ser incluidos en las listas de protestantes–, su «moche» diario, comida y alojamiento, algo que en el lugar de su procedencia no conseguirían en un año de jornales. Sólo tienen que sentarse y esperar bajo sol, sombra y campamentos , volteando de cabeza la circulación de la ciudad.
Varios millones de pesos por protesta, que se acumulan conforme transcurran los días que mantengan los plantones. Mientras, los ciudadanos de a pie o los automovilistas, sólo se refocilan mentando madres y desacreditado aún más al corrupto e ineficaz gobierno, que ahora suma a lo anterior las tajadas de los «moches» de empleados de quinto nivel.

Calca de sus jefes, la burocracia ya se atracomulcó

Si arriba lo hacen, ¿por qué no yo?, se preguntan con cierta razón. Si saben que los «moches» pasan por sus narices con velocidad turbo, quieren participar también en la rapiña. Han atrapado la genialidad en el aire y la han aterrizado. Encontraron ya el modo de modernizarse, de atracomulcarse. El aggiornamiento, calcado de sus guías políticos.
En todas las jefaturas de atención al público de todas las dependencias del aparato, en connivencia con las administrativas, pasa lo mismo, con sus variantes. Todo mundo le entra a este apetitoso pastel. Es su visión de la justicia distributiva. Es su visión del mundo, la que ha calado sus huesos y su ambición desenfrenada, ejemplarizada, diseñada desde una presidencia dizque de la República, desvalida y ñoña.
La sucesión adelantada ha corroído las bases mismas de lo que antes era el conflicto de la política. La lucha de clases no existe. Fue reemplazada por la disputa feroz por la banda presidencial que, a estas alturas, sólo es un tiliche inservible. Sólo la competencia por ver quién es el más cínico, el más mentiroso, el más aprovechado de la supina ignorancia que campea en todos los frentes. ¡Ah! y los honores de ordenanza para los impostores.

El costo de la impudicia, de la impunidad y de la voracidad

Para quienes hemos reporteado en la calle y en el interior de los sultanatos burocráticos es fácil deducir que, en el país, éste puede ser el método de arreglar también, en las altas cúpulas de la seguridad, los enfrentamientos entre narcos y policías, entre trasegadores y soldados.
Pagan con sus vidas los que se encuentran en el lugar y momento equivocado y no tienen idea de lo que se ha fraguado atrás de ellos para lo mismo: justificar ante los gabachos la guerra contra el narco, repartir «la copa» y conservar los galardones y la chuleta. Los muertos de ambos lados, nunca supieron qué fue lo que en verdad pasó.
Así fue en Ayotzinapa, en Apatzingán, en Tlatlaya, en Tanhuato y hace unos días en Reynosa. El país, convertido en una inmensa tumba camboyana de los peores años, superando todos los índices de víctimas de la violencia, celosa guardiana del enriquecimiento al infinito de los buitres de la administración.
Es el costo de la impudicia, de la impunidad y de la voracidad. Es lo que hacen quienes pierden todo control, todo recato, todo sentido de la proporción y la vergüenza. Al grito de ¡sálvese quien pueda!, el país –si aún puede llamársele así– se ahoga en sangre, mientras se derrumba a billetazos. Mientras se justifica ante sí mismo y ante los patrones del extranjero.
¿El pueblo? ¿Qué es el pueblo?? «Una entidad pluscuamperfecta / generosamente abstracta e invisible…», decía el poeta Jaime Sabines.
¡Vivan los «moches», la molicie y la muerte! ¡Que muera el que no se atracomulque! ¡Que muera quien no participe de los “moches”!

Índice Flamígero: Dice don Alfredo Álvarez Barrón que cree llegado “e momento, si usted me lo permite, de salir del clóset y hacer una pequeña aclaración: no soy lopezobradorista, tal como erróneamente suponen algunos lectores del Índice Político. Reconozco en el Sr. López algunas cualidades, por ejemplo, ni el más feroz de sus adversarios políticos o el periodista más chayotero podría acusarlo, so pena de morderse la lengua, de ladrón o corrupto; pero también es cierto que he sido el primero en criticar las ocurrencias y bravuconadas que tanto le han costado a la hora de hacer el recuento de los votos; la más reciente, la supuesta alianza con la Sección 22 de la CNTE, va a tener, inevitablemente, consecuencias desastrosas para su campaña rumbo a la elección del 2018. Y todo esto en alusión directa al intelectual universitario Agustín Avecia que en un mensaje cifrado me pide, y cito textualmente sus palabras con todo y faltas de ortografía: ‘Pobre Peje, ya que lo menciona no estaría mal que nos recetará (sic) un avance de sus logros. Por supuesto, sin el vasto catálogo de adjetivos que suele usted desplegar’. No se confunda Sr. Avecia, no es a mí a quién tiene que pedir cuentas de los logros del Sr. López, si lo que desea es cuestionar su trayectoria política, ¿por qué no lo hace personalmente? En cuanto a mis modestos epigramas, son simples juegos de palabras que intentan reflejar, a través de la ironía y el sentido del humor, la verdadera tragedia nacional que en lo político, social y económico padecemos día con día; si no están a la altura de su intelecto, no tiene por qué leerlos.” Y a continuación El Poeta del Nopal rubrica inteligentemente: “No tiene el menor empacho / en azuzar la jauría / y con fatal osadía / sigue montado en su macho; / feliz entre el populacho / AMLO arremete de nuevo / y al puro estilo de Evo, / el mandamás boliviano, / pretende de modo insano / ganar. ¡Y ganar a huevo!”. Le ofrezco una disculpa por la ausencia de ayer. La sobreventa en las aerolíneas es la causa de que no se haya publicado, cual fue el compromiso, el Índice correspondiente al lunes 28. Gracias por su comprensión.