La contaminación: asunto de todos

Una vez que entró en vigor la Contingencia ambiental Fase 1 en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, la gran mayoría de los reclamos provienen de los automovilistas que ven afectada su forma de movilidad cotidiana a la que constitucionalmente tienen derecho, pero este es apenas un apéndice del gran problema de la contaminación ambiental que día a día se padece en el Valle de México.
No sólo transportarse en vehículo particular o público es lo que genera altos niveles de contaminación en la zona conurbada de la cuenca de México; hay otros factores que se omiten en la resolución de la emergencia ambiental y que por años y sexenios se han soslayado para contrarrestar o paliar el fenómeno de contaminación que día a día se sufre aún en niveles críticos para la salud pero aceptables para las autoridades, con el fin de que en la Ciudad de México y áreas conurbadas siga operando la vida cotidiana.
Por sus características geográficas tanto de altitud (msnm) de 2240 y la orografía de gran elevación que bordea el Valle de México; lo convierte en una zona vulnerable a lo que se denomina inversión térmica que provoca que los contaminantes que aquí se generan tengan poca capacidad de dispersión, así que aquí mismo los respiremos, los bebemos y hasta los filtramos al suelo. De manera paralela esta situación se agrava en una urbe en donde el crecimiento poblacional ha sido desmedido, un tanto por ser el centro político del país, y por el desorden en la regulación del uso del suelo.
Las fuentes de emisión de los contaminantes no provienen de manera exclusiva de los automóviles, hay que insistir, todos contribuimos a la misma de una manera u otra.
La basura y los residuos, las fuentes de calor de cada casa habitación, las heces fecales al aire libre, los ríos que se entuban como drenajes, los aceites comestibles, el uso de aerosoles, las malos combustibles, las máquinas de deficiente combustión, fábricas, servicios y hasta incendios y emanaciones volcánicas, estas y más, son fuentes de contaminación y en no menos de una somos copartícipes día a día.
Es así, que el gran problema de la contaminación no es si circulamos o no en nuestros vehículos o requerimos de contratar un vehículo particular o el transporte público; esto es una emergencia de salud pública.
En la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, estamos ingiriendo veneno de varias fuentes y nuestra salud se merma de manera considerable.
Además de las políticas públicas que deben implementar las Administraciones tanto locales como la federal para disminuir los niveles de contaminantes en el Valle de México, esto requiere conciencia social y respeto.

Acta Pública… «La contingencia no sólo es responsabilidad de la CDMX»: Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

Para advertir… La contaminación enferma y hasta provoca muertes, no sólo restringe nuestra movilidad.