Embarazo después de los 35 años, ¿demasiado tarde?

Desde la década de los 70 se ha incrementado la incidencia de mujeres que se embarazan después de los 35 años, lo que principalmente se debe a que muchas féminas prefieren alcanzar sus metas profesionales y luego realizarse en el terreno maternal. Aunque no es extraño concebir al primer hijo a dicha edad es necesario conocer y tomar en cuenta los diferentes riesgos que pueden experimentarse, pues esto posibilita decidir de mejor manera cuál es el momento indicado para formar una familia.
Conozca los riesgos
En primer lugar, deberá considerarse que las mujeres comienzan a experimentar disminución en su fertilidad a partir de los 30 años, por lo que no es raro que después de esta edad cueste más trabajo embarazarse. Lo anterior puede atribuirse a menor frecuencia en la ovulación o endometriosis, problema que ocasiona que el tejido que recubre al útero se adhiera a ovarios o trompas de Falopio e interfieran con la procreación.
Ahora bien, si no se presenta algún obstáculo para quedar encinta es probable que durante la gestación se incrementen las posibilidades de presentar algún problema de salud, por ejemplo, diabetes, presión arterial alta (preeclampsia) y placenta previa (implantación de esta estructura en la abertura del cuello uterino, lo que puede derivar en aborto).
Asimismo, algunos estudios y observación directa indican que los bebés de las féminas que se embarazan después de los 35 años suelen presentar bajo peso al nacer (menos de 2.5 kilogramos) o ser prematuros (nacidos antes de las 37 semanas). Igualmente, los hechos demuestran que entre mayor sea la mujer al concebir por primera vez, se multiplican los riesgos de tener un hijo con trastornos cromosómicos (material donde se encuentran los genes), siendo el más común el síndrome de Down (trisomía 21), que es una combinación de retraso mental y defectos físicos. Así, a los 25 años se posee una probabilidad entre 1250 de tener un bebé con dicha afección, a los 30 una entre 952, a los 35 una entre 378, a los 40 una entre 106 y a los 45 una entre 30.
Por esta razón, la mayoría de los ginecólogos ofrecen a las mujeres encinta, de 35 años o más, la opción de consultar al genetista, quien realizará exámenes prenatales, como amniocentesis (análisis de una muestra de líquido amniótico que se practica entre las 15 y 18 semanas de embarazo) o cordocentesis (estudio de la sangre del cordón umbilical que suele efectuarse entre las 10 y 12 semanas de la gestación) para determinar si el feto padece síndrome de Down o alguna otra anomalía, lo que permite al especialista en salud femenina reunir equipo de médicos para que atiendan al niño inmediatamente después del parto.
Por otra parte, no se puede dejar de lado el momento del parto, pues en esta etapa las madres primerizas pueden presentar algunas dificultades, entre las que se encuentran intensos y prolongados dolores durante las contracciones, sufrimiento fetal (condición que se caracteriza por ocasionar al bebé dificultad respiratoria, deficiente aporte de sangre y disminución de los latidos cardiacos) y que el nacimiento se realice por cesárea.
El papel que desempeña la mujer actual a nivel social, laboral y económico le permite cumplir con un rol protagónico como nunca antes, pero esta situación también ha ocasionado que posponga la maternidad, lo que, según algunos estudios, conlleva diversos riesgos.
Por otra parte, se ha demostrado que las mujeres después de los 35 años tienen más posibilidades de desarrollar alguna de estas afecciones durante su gestación, ante lo cual es indispensable tener control prenatal temprano por parte del ginecólogo y genetista para realizar diagnóstico precoz y prevenir complicaciones durante el embarazo. Asimismo, pueden ponerse en práctica los siguientes consejos:
Tomar ácido fólico ayuda a prevenir defectos de nacimiento; de forma natural se encuentra en leche, queso, huevo, hígado, riñón y carne, aporte que deberá apoyarse con suplementos alimenticios (la dosis de éstos la indicará el especialista en salud femenina).
Acudir a revisiones ginecológicas y genéticas antes, durante (una vez al mes) y después del embarazo.
Evitar el consumo de bebidas alcohólicas, tabaco y drogas.
Procurar no subir mucho de peso; normalmente se debe aumentar de 1 a 1.5 kilogramos al mes.
Practicar ejercicio ligero diariamente, por ejemplo, caminar.
Mantenerse tranquila.
Como puede ver, las féminas que conciben a su primer hijo después de los 35 años son más susceptibles a presentar problemas durante gestación y parto; no obstante, al seguir al pie de la letra las recomendaciones del ginecólogo y genetista se reducen las complicaciones y se puede vivir un embarazo placentero.