El vuelo 121 de Volaris no se quedó sin combustible; falló el GPS

Esta mañana Volaris emitió un breve comu-nicado vía su cuenta de Twitter donde señala:
El usuario que se identificó como Pablo Lonnie Pacheco Railey aseguró que se trató de una ‘pesadilla navideña’.
En su cuenta de Facebook señaló:
Después de conocer este relato ¿Te quedarán ganas de viajar por VOLARIS?
La noche de Navidad, el 24 de diciembre de 2015, viajé con mi hijo de regreso en el vuelo 121 de Cancun a Monterrey.
Fue una pesadilla y la empresa de aviación VOLARIS unos sinvergüenzas irresponsables.
En pleno vuelo, sobre el mar, el avión se quedó sin GPS. ¿Nos informaron? No: el capitán bromeó diciendo que estaba haciendo maniobras para que viéramos la zona hotelera.
A medio camino, el rumbido de las turbinas cambió repentinamente. Se me hizo extraño, pero no dieron explicación.
Un rato después, la nave empezó a descender, a medio vuelo ¿En medio del mar? No tenía sentido.
Si hubiera alguna tormenta enfrente generalmente la rodean por un lado, no por abajo. -¡Qué extraño!, pensé.
No dieron explicación.
No mucho tiempo después, empezamos a divisar una ciudad… pero NO era Monterrey, sino Veracruz.
Sólo entonces nos avisaron: El avión tendría que aterrizar de emergencia en Veracruz pues nos estábamos quedando sin combustible… ¿¿¿¿¿QUÉÉÉÉ?????
Bonito regalo de Navidad.
Bromeé con mi hijo, que nos iban a estar recibiendo los bomberos.
No fue broma. Al inicio de la pista vimos claramente 2 carros de bomberos con sus torretas encendidas, esperándonos.
Con espanto (de nuestra parte) nos informaron que el aeropuerto ya había cerrado operaciones.
No había nadie en la torre de control.
El avión se había quedado sin GPS.
Estaban navegando sin instrumentos.
Fue uno de los peores aterrizajes de mi vida (y viajo muy seguido).
Menos mal que los neumáticos del avión no se reventaron.
Finalmente se asomó el capitán para explicar todo. Estaba casi temblando. No lo culpo.
Para no adentrarse en el mar en un avión sin rumbo, habían seguido la línea costera y por eso se acabaron el combustible.
Nos aseguraron que pronto cargarían el combustible necesario para salir hacia Monterrey.
Pero (pensé) yo no quiero volar en un avión, si el piloto no es capaz de asegurar el rumbo y altura de la aeronave.
Al poner combustible estaban arreglando el efecto, no la causa.
Ya deberíamos estar en Monterrey, pero no: estábamos muriéndonos de frío y hambre, atorados en un avión, sin poder sacar cobertores o suéteres que iban en las maletas.
¡Feliz Navidad!

Nos ofrecieron en compensación, devolver el importe del pasaje + 2000 pesos como «disculpa» en un voucher que estaríamos recibiendo 72 horas después del incidente.

Llegamos a Monterrey hasta las 11:00 AM del 25 de diciembre en otro avión, tras vivir una pesadilla.