Obesidad infantil, detección de riesgos

El porcentaje de niños con obesidad está aumentando a gran velocidad, por ello la Organización Mundial de la Salud advierte que se trata de uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI. Como muchas afecciones, la obesidad puede prevenirse, y la familia es clave para hacerlo, pues si detecta los riesgos que corren los niños ante este problema desde sus primeros años de vida, logrará hacer cambios a favor de su salud. Existen 3 periodos críticos de obesidad infantil: el primer año, antes de los 6 años y la adolescencia, durante los cuales es indispensable la vigilancia del estado nutricional, hábitos alimenticios y actividad física.
Para lograr esta vigilancia, se deben identificar los peligros que los pequeños enfrentan, como son:
Factores genéticos. Algunos niños están en mayor riesgo de obesidad debido a factores prenatales, como que la madre padezca diabetes mellitus o diabetes gestacional, otros antecedentes familiares de diabetes tipo 2 o hipertensión arterial, así como ser hijo de padres con obesidad.
Factores al nacimiento y durante el primer año de vida. Bajo peso (menor a 2.5 kg) o peso alto (mayor de 4 kg) al nacer; recuperación del peso a un ritmo muy rápido durante los primeros meses de vida o inicio de alimentación complementaria temprana.
Alimentación y estilo de vida. Comer más de dos veces por semana fuera de casa; consumo frecuente de refrescos y bebidas azucaradas (en México se considera que la quinta parte de la energía que se consume proviene de bebidas azucaradas o con alto aporte energético) y baja ingesta de leche (menos de dos raciones al día) podrían causar aumento de peso en niños; así como no realizar actividad física o invertir más de 2 horas diarias en actividades sedentarias.
Malos ejemplos en casa. Si uno de los padres tiene sobrepeso u obesidad al igual que alimentación y hábitos de ejercicio deficientes, es probable que el niño adopte las mismas costumbres.
Más televisión, menos movimiento. Cada día son más los niños que pasan largas horas frente al televisor, divirtiéndose en la computadora o con el celular, y hacen menos ejercicio.
Productos procesados y comidas rápidas, cada vez más accesibles.
Los niños tienen hoy a su alcance más botanas, refrigerios o comidas ricas en grasa, sal y azúcares, pero pobres en vitaminas, minerales y otros nutrientes. La ingestión de alimentos durante el horario escolar llega a ser de aproximadamente la mitad del requerimiento de todo el día (840-1259 kcal).
Menos oportunidad de preparar comidas saludables en casa. El ritmo de vida actual deja poco tiempo para que los padres planeen y preparen alimentos equilibrados en el hogar. Asimismo, muchos de ellos no tienen oportunidad de un desayuno equilibrado en casa.
En consecuencia, la dieta infantil se integra por más alimentos procesados y, generalmente, menos saludables que los preparados en casa.
Recompensas insanas. En algunos hogares, el alimento suele utilizarse para consolar a un niño, conseguir que haga la tarea o deje de llorar. Si el pequeño se acostumbra, este hábito lo conducirá a comer en exceso y tendrá dificultad para liberarse de él. El primer paso para ayudar a un niño a evitar los kilos de más es consultar a su médico (pediatra), quien puede guiar tanto a los padres como al pequeño para establecer hábitos de vida saludables.
Además de las indicaciones del profesional de la salud, existen otras recomendaciones útiles que puedes practicar: Compra alimentos saludables y colócalos en lugares accesibles para tu hij@, por ejemplo, la mesa del comedor o el refrigerador.
Consulta al pediatra o nutriólogo el tamaño de las porciones adecuadas de los alimentos favoritos de tu hij@, según su edad y complexión física, de manera que obtenga la suficiente nutrición sin comer en exceso.
Integra en su dieta la mayor variedad de alimentos posible (granos, verduras, frutas, productos lácteos y proteínas).
Elige refrigerios y bebidas saludables para que lleve a la escuela, por ejemplo, a base de frutas y verduras naturales, alimentos que le brindan vitaminas y minerales, y son bajos en calorías y grasas.
Organiza tu agenda de manera que puedas dedicar tiempo especial para preparar delicias en casa.