Ebrard, ¿el Jordi Pujol mexicano?

Los grandes atracadores de los erarios nacionales están libres. Disfrutan sus inmensas fortunas al amparo de leyes arcaicas que protegen sus fortunas mal habidas en títulos accionarios al portador, casi siempre emitidos con el respaldo de los “gobiernos” cómplices.
Hay dos casos emblemáticos: Jordi Pujol, en España. Y, por el momento –porque la lista puede aumentar a finales de este sexenio–, Marcelo Ebrard.
Véase si no, cuando todo el trabajo que llevó construir la monarquía parlamentaria española ?ha sido pasado por las armas de la corrupción gallega y catalana justo en el momento en que las coronas europeas enfrentan el repudio popular. El tema del secesionismo es más parecido al petate del muerto, pues si fuera cierto, todos perderían. Y eso no puede ser.
Atrás del problema político que es ancestral (siempre, para los europeos, abajo de Los Pirineos quedaba África, exceptuando a los catalanes), el tema de fondo por el que lucha el corrupto gobierno empresarial catalán es proteger a un cabecilla de su mafia mediterránea, el antes bien ponderado Jordi Pujol, ex alcalde olímpico, para que libre la vara de la justicia madrileña.
Franco rezaba a diario al “brazo incorrupto de Sta. Teresa”
El franquismo fue una larga noche de bayoneta, garrote vil y orden castrense, sobre un sistema de mendacidad y corrupción que sometió a la pobreza extrema y a la vergüenza internacional a un país cuya avanzada de opinión pugnó siempre por el regreso de la República.
Siempre se ha sostenido que, de no ser por la agresiva política turística de la derecha cristiana de Manuel Fraga Iribarne,–que vendió la ilusión de costas soleadas, monumentos antiquísimos y villorrios de leyenda– captando divisas a manos llenas, España hubiera parecido más un principado medieval que una tiranía monstruosa del siglo pasado.
Dolores Ibarruri, «La Pasionaria», Santiago Carrillo, líder histórico del Partido Comunista Español y los lúcidos escritores y proverbiales parlamentarios republicanos llegaron para quedarse y trascender la esperada muerte del ridículo dictador gallego, el que rezaba todo el día al «brazo incorrupto de santa Teresa», inspirador y guía de nuestros panistas trasnochados.
Debates clandestinos, aulas universitarias repletas de inconformes, sociedades secretas, ejecuciones a mansalva e imprentas caseras, produjeron una eclosión que obligó a las fuerzas políticas a tomar el camino de la democracia. Aunque un designado Borbón se quedara a cargo del trono, emparentado con toda la realeza europea.
El Pacto de la Moncloa… lo contrario al Pacto por México
El 27 de octubre de 1977 se firmaron, en La Plaza del Sol, los Pactos de la ?Moncloa. Cruciales decisiones integrales –no fantasiosas como el esperpento del «Pacto por México»– que configuraron el llamado «Acuerdo sobre el Programa de Saneamiento y Reforma de la Economía». Todo un trabuco político, financiero, tecnológico y social.
De una manera interconectada, se abarcaron de un solo golpe audaz e histórico todos los aspectos esenciales de seguridad social, política agropecuaria, presupuestaria, monetaria, laboral, reforma agraria, medios de comunicación, fuerzas de orden público, autonomías, medios energéticos, es decir, todo. No nada más un acuerdo cupular, como el mexicano, para vender el país.
Los españoles se impusieron la obligación de restablecer, en dos años, los equilibrios fundamentales de la economía, aminorando inflación, reduciendo desempleo, distribuyendo mejor el ingreso, elevando la productividad y la competitividad, mejorando la balanza de pagos y respetando las libertades fundamentales.
Aquí no. En México avasallaron todo, en un afán desenfrenado de los tolucos para rematar la soberanía nacional y atropellar todos los derechos individuales, sociales y sindicales. Para arrancar de cuajo el país y llenarse los bolsillos de «comisiones» y agradecidas recompensas de las transnacionales.
España reconquistó sus viejos territorios, comercialmente
España era, hasta antes de la burbuja inmobiliaria de las hipotecas subprime, en 2008, la octava economía del mundo, sin maquillajes. En el seno del Parlamento europeo se han expresado con lucidez extraordinaria –como en los mejores días de la República– legisladores españoles con cerebro y visión del primer mundo y han contribuido a construir ese fenomenal contrapeso mundial que es la Comunidad… ahora puesta de rodillas.
Hasta hace muy poco, el crecimiento español se había multiplicado por cien; los ingresos y las rentas per cápita, por 36; existía un gran equilibrio presupuestario? y era uno de los pocos países europeos sin déficit financiero, con salud económica y un real florecimiento de las libertades.
Y de repente, todo se vino abajo. A pesar de la tozudez democrática, del gran vigor empresarial de las firmas españolas, de la conquista del mercado mundial en tecnologías de punta, no pudieron frenar la corrupción desenfrenada en la que populares y socialistas involucraron, con la firma por delante, a los borbones y restos del franquismo.
Las inversiones fraudulentas de la Casa Real hispana
A la crisis internacional causada por la infinita codicia de los financieros judíos que manipularon todos los trafiques con la baja tasa de interés y la bancarrota hipotecaria, se sumó un elemento novedoso: el entramado de los negocios corruptos y los avales a las inversiones fraudulentas entre la Casa Real y los partidos políticos.
Las pugnas entre los carteles gallego y catalán de la droga, revirtieron todos los esfuerzos por levantar a España de la lona. Los escándalos de corrupción de los Ruiz Mateos, Botín y Pujol, por citar a los «emblemáticos», dieron al traste con la credibilidad y la legitimidad del proceso español iniciado en La Moncloa.
Las inversiones faraónicas que arrojaron grandes dividendos al multimillonario Aznar, al tartufo Rodríguez Zapatero, al rey Juan Carlos y a los poderosos banqueros madrileños, generaron la desconfianza en la honradez del sistema. Iberdrola y la constructora OHL en un papel protagónico. ¿Dónde habremos oído eso?
Insaciables, provocaron desempleo
y bajos salarios
La recurrencia Insaciable a los fondos internacionales para hacer flotar los negocios de políticos y empresarios, degeneraron en reducción de salarios, congelamiento de plazas de trabajo, supresión de programas sociales y la indignación general. Eso, más los fraudes financieros en las cajas de ahorro, los desmesurados avales a la banca privada, el aliento a todo lo que no tuviera fondo.
?El dinero de la droga, en cantidades inmensas, claro, ni por asomo en las cantidades que se manejan en un solo cartel mexicano vinculado a los grandes empresarios locales, desquició el edificio español. Jordi Pujol, ex alcalde de Barcelona, a la punta de los bandidos.
Acá sólo la Telefónica marca record.
Sin embargo, allá lo reconocieron. Jesús Gil y Gil, dueño del Atlético de Madrid y lavador del cartel gallego en Marbella arrastró tras de sí a todos sus palafreneros que a su deceso se quedaron con el negocio andaluz. Pero han sido juzgados y sentenciados.
De nada ha servido la fama artística de gente como Isabel Pantoja?, pareja sentimental y cómplice de lavadero de Julián Muñoz, el heredero político que quiso seguir los pasos de Gil y Gil en la paradisíaca Marbella . Todos a prisión.