Los mexicanos, reprobados en educación sexual

En México anualmente se atienden más de 350 mil partos de adolescentes, y son madres antes de los 19 años más de 600 mil chicas; las anteriores son cifras que vierten las instituciones de salud del país, pero hay otras que no se conocen, como el número de intentos de aborto en el mismo rango de edad y menos aún las muertes por nula o indebida atención.
Lo anterior fue expresado por el Dr. Juan Luis Álvarez-Gayou Jurgenson, director del Instituto Mexicano de Sexología (Imesex) A. C., quien puntualiza que la educación sexual del mexicano es escasa. «La que recibimos es informal y nos llega por los medios (radio, televisión e impresos), la cual propicia información falsa y refuerza prejuicios y roles estereotipados de hombres y mujeres característicos de la cultura mexicana».
El especialista añade que la contraparte es la educación formal, es decir, el proceso de enseñanza-aprendizaje con estructuras, programas con propósitos y contenidos, en la que exista una relación didáctica docente-educando, fundamentada en información científica, «la cual propicia el respeto a la diferencia e incluso busca desaparecer los estereotipos de género. En realidad, esta educación sexual en México es prácticamente nula.
«La sexualidad en el país es todavía tema tabú -agrega- que suscita temores y recelos, lo cual es particularmente grave, ya que ello prevalece en la formación de quienes tienen a su cargo la preparación de las futuras generaciones, los maestros, en cualquier nivel de educación, principales actores en la prevención de problemas de salud.»
La sexualidad está presente en todos los seres humanos y se constituye por factores psicológicos, sociales y biológicos; pero a diferencia de lo que sucede en la mayoría de las especies animales, en el humano no es un instinto, lo que la hace racional e incluso susceptible de un proceso educativo en cuanto a su vivencia y ejercicio. De ahí se desprende enorme diversidad de comportamientos, prácticas y valores en distintos estratos de una misma sociedad.
A decir del Dr. Álvarez-Gayou Jurgenson, «este hecho se refuerza si se considera que algunas personas, por razones diversas, son capaces de llevar una vida casta (sin contacto sexual) sin por ello sufrir daño físico o psicológico alguno.
«Algunos grupos sociales, principalmente los conservadores, sostienen que el hogar es el único sitio en el que puede y debe impartirse educación sexual, mientras que otros, con mayor apertura, consideran que ésta es fundamental para diversos aspectos de la salud de los mexicanos, pues se convierte en una actitud preventiva hacia diversos problemas de salud, que van desde enfermedades de transmisión sexual, disfunciones y problemas de pareja, hasta violaciones, abuso a infantes y los aspectos nocivos de los estereotipos de género (machismo y mujer sumisa), entre otros.
«La educación de la sexualidad impartida profesionalmente no interfiere con los valores familiares y, fundamentalmente, propicia respeto, responsabilidad, amor y tolerancia.»
Por otra parte, reciente estudio científico llevado a cabo por el Imesex demostró que los padres de familia se sienten incapaces de educar sexualmente a sus hijos y prefieren dejar esa responsabilidad a los maestros de la escuela. Dicha investigación se realizó mediante un sondeo entre más de 15 mil padres a lo largo de todo el territorio nacional, y en ella también se hizo evidente que los encuestados mantienen muchas dudas con respecto a la preparación de los mentores para instruir a los niños y jóvenes en cuestión de sexualidad.
«Pese a que la mayoría de los consultados se mostró a favor de que la escuela sea responsable de la educación sexual, hubo quienes se manifestaron en contra porque están inseguros de los conocimientos de los profesores -refiere Paulina Millán, coordinadora de investigación de la misma institución-. Actualmente, los libros de 5° y 6° grado de primaria contienen cierta información sobre menstruación y masturbación, pero esa no es la solución al problema, pues no se educa al respecto.
«La misma investigación mostró que los padres de niños de preescolar muestran mayor interés de que se eduque a sus hijos que quienes los tienen en secundaria; además, los intereses de éstos últimos van más allá de lo que pueden aprender en la escuela, ya que sus cuestionamientos se enfocan a saber qué es el sexo oral o anal, cuando sus padres suponen que lo que quieren saber es la anatomía de sus órganos reproductivos. Los valores se aprenden en la casa, pero la información científica en el colegio», enfatiza la sexóloga Millán.