El nuevo gobierno de Grecia, encabezado por el reelecto premier Alexis Tsipras, prestó juramento este miércoles, y su primera tarea será poner en marcha el plan de reformas concluido con los acreedores internacionales a cambio de una ayuda de 86 mil millones de euros.
Tras las elecciones del pasado domingo pasado, los ministros juraron el cargo en los locales de la presidencia, ubicada en esta capital, pero lo hicieron en dos grupos.
El primero prestó juramento sobre el Evangelio, ante dignatarios religiosos ortodoxos; el segundo, el más importante, prestó un juramento civil al presidente griego, Prokopis Pavlopoulos.
Muchos ministros del gobierno precedente están de vuelta, en particular el de Finanzas, Euclide Tsakalotos, un economista marxista de bajo perfil que estudió en la Universidad de Oxford, estuvo al timón de la cartera cuando Grecia y sus acreedores negociaron un acuerdo de 86 mil millones de euros en agosto.
Tsakalotos estará acompañado por Georges Chuliarakis, como viceministro de Finanzas. Este último fue uno de los principales negociadores de Grecia en Bruselas para alcanzar el acuerdo con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional en julio.
Ambos necesitan dirigir reformas que van desde cambios en los sistemas de pensiones y laborales, hasta supervisar la recapitalización de los bancos y negociar un alivio de la deuda para el país.
En el ministerio de Inmigración fue confirmado Ioannis Mouzalas, que mostró una gran eficacia durante el mes que ocupó la cartera en forma interina.
La cartera de Defensa será de nuevo asumida por Panos Kammenos, presidente del Partido de los Griegos Independientes (derecha soberanista), que aportará 10 escaños a los 145 diputados de Coalición de la Izquierda Radical de Tsipras, para obtener la mayoría absoluta en el Parlamento.
«Nuestro objetivo es la reactivación y la reconstrucción», declaró el miércoles a la prensa el vice primer ministro Yannis Dragasakis.
En líneas generales, el nuevo gobierno es una copia casi exacta del anterior ejecutivo que Tsipras lideraba hasta su dimisión en agosto, cuando los partidarios más radicales de su formación Syriza empezaron a plantar cara a sus proyectos legislativos y políticos.
Además de restablecer la economía y buscar encauzar la afluencia de refugiados, el nuevo gobierno de Tsipras tiene la intención de luchar contra la corrupción y el clientelismo, que socavan el país desde hace décadas.