Estimados clientes:
He salido un momento a pedir la mano de Rosaura, la hija del sastre. Llevo demasiado tiempo solo. Si acepta, huiremos juntos de la ciudad, nos casaremos en la primera iglesia que encontremos en el camino, y tendremos dos hijos. Al mayor lo llamaremos Anselmo, por mi abuelo. De lo contrario volveré en cinco minutos.
El cartel recoge uno de los microrrelatos que Barrios ya había publicado en su libro Cuentos mínimos y llevaba un mes en el escaparate de haberse publicado en España, pero un conocido de la tienda sacó una foto y la compartió en Facebook la semana pasada. A partir de ahí se fue compartiendo y llegó al diario granadino Ideal, aunque por el camino y en un primer momento se perdió el nombre de la librería. «Era una pequeña broma nuestra -explica Barrios a Verne-. No le pusimos ni mi nombre ni el logo de la tienda porque la idea era que pareciera un cartel real».
La odisea ocurre en el mágico Sevilla, España, que alberga a miles de estudiantes españoles y extranjeros, en donde Barrios cuenta que la gente se para a leer el cartel por la calle, tanto peatones como conductores y motoristas, que aprovechan el semáforo para interesarse por la historia. Incluso hay gente que entra preguntando por los protagonistas de la historia o para «desearle suerte a Rosaura». Es más, muchos se sorprenden «al ver que en la tienda no trabaja ningún hombre».
No es la primera vez que las propietarias de la tienda cuelgan este mismo relato. Ya lo hicieron en 2013, cuando estaban con las obras para abrir la librería. También está incluido en el dorso de su tarjeta de visita.
Y tampoco es la primera acción que llevan a cabo en sus escaparates: «Durante unos meses teníamos un ‘museo de la novela’, con carteles en los que escribimos a manos los comienzos de varias novelas. Cuando íbamos a tomar café enfrente, veíamos cómo la gente se paraba a leer». Su objetivo siempre ha sido dinamizar el punto de venta y darle algo de vida a la calle, pero ahora también se han hecho virales en redes.