Llevarán al cine la novela ‘Un mundo para Julius’ de Alfredo Bryce Echenique

Como un niño, toda una generación en Perú fue perdiendo la inocencia. “Todos nosotros nacimos en una dictadura militar, porque en los setenta hubo una dictadura militar y hemos pasado toda la etapa de Sendero Luminoso, hemos pasado la dictadura de (Alberto) Fujimori; prácticamente mi generación es una generación muy golpeada por muchos sitios”, dice la escritora y realizadora Rossana Díaz Costa (Lima, 1970).

Al igual que todos los de su edad, la cineasta conoció el miedo y aprendió que en el origen de todo estaba la injusticia. “Los años ochenta fueron los peores años que ha pasado Perú; se dio toda la violencia, se reveló toda la fractura que tenía Perú. Toda esa guerra que hubo es porque había una fractura interna terrible de los peruanos y nos matamos entre nosotros en una guerra civil realmente”, agrega.

En aquellos años aciagos, una novela aparecida en Lima bajo el sello Seix Barral contenía entre líneas los motivos de lo que estaba por suceder. Había sido escrita mayormente en París por Alfredo Bryce Echenique y apareció en la capital peruana en 1970. Para muchos adolescentes de aquella generación golpeada, incluida Díaz Costa, el argumento de Un mundo para Julius hablaba de la infamia que corroía a toda una nación.

“La novela se desarrolla 40 años antes de la situación de violencia que vivimos, pero lo que hace es explicarnos muchas cosas que después se revelaron en violencia, años después, en los ochenta, debido a esa desigualdad”, dice. La historia de Un mundo para Julius no sólo era la de la búsqueda de amor de sus protagonistas sino que entrañaba la narración de una sociedad tristemente dividida, racista y clasista, que obliga a cambiar la mirada inocente de un niño.

Díaz Costa leyó por primera vez la novela a los 12 años, era 1982 y, a pesar de que está ambientada en los años 40 y 50 del siglo XX, pensó que le hablaba de cosas que estaban sucediendo. “Toda mi generación la leímos en los 80 y fue una novela que en ese momento nos estaba hablando del presente, todo lo que cuenta es sobre temas de desigualdad, machismo, discriminación, racismo, problemas que hasta el momento tenemos en este país”.

La cineasta (directora de Viaje a Tombuctú, 2014, y autora deLos olvidados no los de Buñuel, los míos (Estruendomudo, 2009) ha emprendido la labor de llevar a la pantalla grande esa novela icónica de toda una generación en Perú. Con la anuencia de Bryce Echenique, quien se ha apartado de la opinión pública tras las acusaciones de plagio de las que fue objeto, Díaz Costa ha logrado obtener por dos años, a partir de este septiembre, los derechos de reserva de la historia y ya cuenta con una primera adaptación.

“Para mí, la novela habla de la pérdida de inocencia de un niño. Es un niño que va perdiendo la inocencia desde pequeño, poco a poco, cuando va descubriendo desigualdades en su casa, cuando se da cuenta de lo que sucede con su nana, Vilma, la chica que lo cuida mucho más que su mamá y le da todo su cariño, y cuando sabe no sólo que su hermano la violó sino que además se convirtió en prostituta porque le pasó lo mismo en otras casas”, cuenta.

La idea de filmar la historia del Premio FIL de Guadalajara comenzó mientras Díaz Costa vivía en España, ahí revisó meticulosamente la historia para preparar un guión. Al enfrentarse a la novela de más de 500 páginas se dio cuenta de las dificultades que implicaría y, antes de filmar su primera película, pensó que debía esperar un poco más. Dejó descansar su primer borrador y ahora ha vuelto a retomar el proyecto, después de que varios cineastas ya lo han intentado de manera infructuosa.

Ella ya va adelantada, habló en España con la agente literaria Carmen Balcells, quien ha concedido por dos años los derechos de reserva y fijó en más de 40 mil dólares los derechos definitivos de la obra para llevar a cabo la adaptación. Espera reunir en los próximos dos años esos recursos, comenzar la filmación y estrenar en 2018. Bryce Echenique también abogó por ella.

“Me reuní con Bryce y con Germán Coronado, que es su editor; él ha dicho que ayudará en lo que se pueda y que, si quiero su opinión acerca de algo, me la dará. Está esperanzado de que ahora sí se pueda llevar al cine. A él le gustó bastante mi primera película y le escribió a su agente literario diciéndole que confiaba en que yo pudiera hacer la película.

“Lo vi contento, me ha dicho que soy libre de adaptarla como quiera, no se ha puesto en plan de querer ver el guión para hacer correcciones y me dijo que incluso me puede ayudar para ver lo del casting; a mí me interesa porque quiero ver cómo se había imaginado los personajes. Le pregunté a quién se imaginaba como la mamá de Julius, por ejemplo, o al padrastro, y comenzó a decir nombres de actores que están ahora muertos, pero que son un referente para mí. Yo le comenté la que para mí podía ser Vilma, una actriz de acá que se llama Magaly Solier (La teta asustada) y me dijo que sí, que estaba bien”, agrega.