Contaminación, siesta y otros factores que actúan sobre el corazón

El clima y las condiciones atmosféricas influyen en el día a día de los ciudadanos, pero especialmente en el de aquellos que tienen algún problema de salud. Según los datos de un estudio presentado en el Congreso Europeo de Cardiología, que se está celebrando estos días en Londres, los días cálidos, más soleados, secos y ventosos, en los que los niveles de monóxido de carbono y las concentraciones de ozono son mayores, afectan negativamente a las personas con síndrome coronario agudo.

A esta conclusión han llegado tras analizar los datos de 2.388 pacientes que ingresaron en un hospital bien por un infarto de miocardio o por una angina inestable entre 2006 y 2012 en la ciudad de Silesia, la más urbanizada e industrializada de Polonia.

Los investigadores tuvieron en cuenta los parámetros de contaminación y climatología, junto con el estado clínico de los pacientes, medido a través de la fracción de eyección del ventrículo izquierdo, un indicador para conocer si el corazón bombea adecuadamente.

Al comparar los datos, vieron que los pacientes cardiacos ingresaron más en los días de mayor contaminación. Además, aquellos que fueron sometidos a un cateterismo para desbloquear sus arterias obstruidas presentaron mejores resultados cuando el clima era soleado pero frío y con menos niveles de monóxido de carbono y de óxidos de nitrógeno.
«Una de las posibles explicaciones para este hallazgo es que los contaminantes del aire como el monóxido de carbono se unen a la hemoglobina y pone en peligro el transporte de oxígeno en la sangre.

Esto puede causar hipoxia y derivar a un empeoramiento del estado clínico y a un tratamiento con peores resultados», ha explicado en un comunicado Aneta Cislak, principal investigadora y especialista del Centro para Enfermedad Cardiovascular de Silesia en Zabrze, Polonia.
No obstante, los autores del estudio son cautelosos porque en investigaciones previas se había vinculado el frío a un mayor riesgo cardiaco.

«Es un pequeño estudio observacional y no podemos descartar la posibilidad de que otros factores interviniesen en esta asociación», explican.

No obstante, adelantan que ya están «investigando el impacto de la metereología y la contaminación del aire en 600.000 pacientes en la base de datos cardiovascular de Silesia, entre los pacientes que fueron hospitalizados por un problema cardiaco en los últimos 10 años en esta región».

El papel de la siesta

Pero existen factores cotidianos que podemos potenciar para mejorar la salud, tal y como constata otro estudio, presentado en este mismo congreso y realizado por cardiólogos del Hospital General Asklepieion Voula en Atenas.

El trabajo muestra una medida que puede venir bien a las personas hipertensas: la siesta.

Según esta investigación, dormir una hora de siesta a partir de las tres de la tarde genera una reducción de la tensión arterial del 5% en personas con hipertensión, lo que supone un descenso de 6 mmHg en la cifra más alta, en comparación con las personas que no duermen a mitad del día. Además, encontraron que los primeros necesitaron tomar menos antihipertensivos que los segundos.

«Aunque pueda parecer que una disminución de la tensión arterial del 5% no es mucho, hay que explicar que reducciones tan pequeñas como 2 mmHg en la tensión arterial sistólica puede reducir el riesgo de episodios cardiovasculares en hasta un 10%», explica en un comunicado el doctor Manolis Calístrato, cardiólogo del hospital heleno.

«Dos influyentes primeros ministros del Reino Unido eran partidarios de la siesta al mediodía. Winston Churchill dijo que tenemos que dormir en algún momento entre el almuerzo y la cena, mientras que Margaret Thatcher no quería que la molestaran alrededor de las tres de la tarde.

De acuerdo con nuestro estudio, tenían razón, porque las siestas en mitad del día parecen reducir los niveles de tensión arterial y probablemente también reducir el número de medicamentos antihipertensivos requeridos», concluye Calístrato.