Pobreza de quienes luchan contra la pobreza

La última vez que platique con Eduardo del Río, el gran monero Rius, indudable impulsor de la educación popular mexicana durante más de 60 años, coincidimos en que el paso de la industrialización al capitalismo y después al monopolio, fue tan natural como el abandono del Estado.
Todo lo que habían dicho los grandes materialistas históricos sobre la dialéctica de la lucha de clases, para pasar por la infraestructura, llegar a la estructura y culminar en la superestructura de la explotación era tan cierto como la vida misma.
Todo, gracias a que las actividades agropecuarias fueron abandonadas a su suerte, relegadas al último de los planos, para que los dirigentes sociales se dedicaran a pastorear y a subsidiar a los grandes empresarios de la industria y los servicios.
La historia la vieron al revés. Lo que debía ser un modelo de desarrollo sano, que persiguiera la autosuficiencia en alimentos y materias primas, se convirtió en un procedimiento expoliador.
Lograron que la extracción de recursos naturales, productos de la tierra y cultivos para la alimentación, subsidiaran el anárquico crecimiento industrial que atrajo grandes corrientes de migrantes internos para formar las macrocefalias urbanas.
Y caer en el perfecto círculo cuadrado.? El campo no produce, porque se encuentra abandonado, saqueado, extenuado. La industria no produce, porque los que deberían comprar sus productos no tienen dinero. La que produce, es porque recibe el dinero de nuestros impuestos, directo desde Los Pinos.
El sector servicios, el comercio y el turismo, al servicio de las divisas extranjeras, manejadas por holdings metropolitanos externos. Los charters son los amos de la situación. Los prestadores nacionales ven pasar el dinero «como el chinito».
Para la clase dirigente llegada de Metepec y Tizayuca, el campo no existe. No hay ni alusión a él en ningún discurso de los próceres que se revise en los últimos tres años.
Desafortunadamente, para su ignorancia rampante, el campo debe ser el pilar fundamental de cualquier modelo sano de desarrollo. Un pueblo, una región o un país que no pueda alimentar a su población, simplemente no tiene razón de ser.
Las actividades agropecuarias son las más subsidiadas y consentidas de cualquier país serio. En ellas se apoya su sector secundario y terciario, es decir, su industria y servicios.? Son las que definen los linderos entre la independencia y la sumisión.
Lástima que nuestros próceres en su afán incontenible de codicia, no sepan que existe, aunque vengan del rancho. Para ellos, los productores del campo son subseres al borde de la inanición. Nunca se han dado cuenta que son los que producen la comida.
Nunca oyeron con sus castos oídos el grito tumultuario: «Sin maíz, no hay país».
El Estado, de vacaciones
desde que inició el sexenio
Los próceres mexicanos viven en el mundo del confort, el que se dedica a elogiar a los subsidiados «empresarios»–poquísimos, por cierto– que viven de las concesiones y exenciones del Estado, pero que les reportan sus jugosas comisiones.
Directamente a sus ostentosas oficinas o, en lo oscurito, en sus casas de campos de golf en Malinalco, Cancún y Punta Mita, para que no se molesten en cobrarles. Todos los asuntos del Estado, como producir comida, es tarea de una comisión fatua, cara e improductiva. A falta de un programa de gobierno para atender las necesidades del campo, los próceres priístas que no son del PRI, ni de ningún partido que tenga algún color, idearon la comisión contra la pobreza, dependiente de la Secretaría que según ellos lucha contra el hambre.
Pero, sucede que la mártir social que encabeza la Secretaría de Desarrollo Social, a la que año con año le crecen los millones de hambrientos, acaba de declarar que la pobreza ya no es responsabilidad suya, sino del Estado.
¡Bonita forma de escurrir el bulto! ¡Desgraciada manera de tirar el arpa en brazos de un Estado, que todos sabemos que ya no existe! No hay Estado tutelar, defensor, protector, productor, moderador, negociador, y mucho menos, rector.
El Estado anda de vacaciones, permanentemente, desde que inició el sexenio. Para ellos, el Estado era el entreguista Pacto por México. Cuando éste murió, dejaron de asumir responsabilidad alguna sobre todo lo que implicara decisión de arrestos.
El campo, lo destruyeron en menos de cien días, con las famosas y regresivas reformas fiscales. La industria de infraestructura, se redujo al Grupo Higa; el sector servicios, al mexicano – libanes Carlos Slim y a los hoteleros españoles.
¿A qué Estado se refirió la señora Robles?
Gracias a gente como Rosario Robles –hasta ayer en su papel de titular de Sedesol–, somos un país más hambriento y pobre. Duele decirlo, pero la interfecta fue presentada por Cuauhtémoc Cárdenas como especialista en estos temas al gobierno local toluqueño. Cuando los de Metepec quisieron echar a andar en su tierra los programas sociales que afianzarían la candidatura de Peña Nieto a la Presidencia, el sagaz Ingeniero? la llevó a los brazos de los de Atracomulco para abanderar esos temas.
Nada resultó, ni en Toluca, ni en Los Pinos. La Robles ha sido una decepción nacional. Ahora, para salvarse la cara, le echa la responsabilidad al Estado –que ya no existe–, así como suena.?
Como alguna vez lo hiciera el General secretario Salvador Cienfuegos, cuando le empezaron a pedir cuentas sobre la seguridad nacional.? Consiguió su objetivo. Todos pusieron «cara de what?». Y nadie lo volvió a incomodar.
?Lo que pasa es que ahora la Robles puso en un aprieto a los analistas de la pobreza, a los medidores del hambre, a los periodistas de la fuente, a los cartonistas de los diarios nacionales. Todos se preguntan “¿a qué clase de Estado se refiere?”
¿Al Estado asistencialista, demagógico y populista de izquierda que encabezó como Jefa interina del GDF? ¿Al Estado demagógico y populista de derecha de un partido sin programa, al que llegó de chiripa y machicuepa de por medio?
¿Al Estado sin banderas, cuyos dirigentes no conocen el hambre ni la pobreza?? ¿Al Estado que tira al cesto de la basura el campo que debe producir los remedios para la pobreza y se dedica a rematar la soberanía popular en la industria y los servicios?
¿O al Estado del grupo de Mujeres con y sin Sostén, que vio en ella y otras afamadas lideresas Vuitton la solución a todos nuestros males? Usted sabe, Josefina Vázquez Mota, Marta Sahagún, Cecilia Soto, Alma Rosa Payán, Margarita Zavala de Calderón et al, et al.
Porque si Rosario Robles se comprometió en 2010 a empoderarlas en las 14 gubernaturas que estaban en disputa, con profunda pena recordamos que no les consiguió ni una regiduría de quinta categoría. Brillaron por su ausencia.
Lo que sí consiguió fue llenarlas de vergüenza cuando se descubrieron todos los trastupijes y negocios de alcoba que llevó a cabo, al amparo del poder con su galán argentino, Carlos Ahumada. Bochornoso y costoso para su ex partido.
Para ellos ¡todo es un juego bufo y gazmoño!
Nos damos cuenta que todo forma parte de un juego bufo y gazmoño. Nadie es lo que se cree que es, nadie representa a nadie.? Todos juegan para su propio peculio. La ex secretaria de la pomposa dependencia que dizque lucha contra el hambre de los mexicanos vive en un palacete que cualquiera de los viejos emperadores Habsburgo hubiera envidiado. Es más, la hubieran contratado de nana, nodriza amamantadora, jamás de institutriz.