Ejercicio; escudo contra el envejecimiento prematuro

No es la anhelada “fuente de la eterna juventud” que muchos han tratado de encontrar, pero está cerca de serlo. Lo irónico es que, a pesar de encontrarse al alcance de todos y de que desde hace mucho tiempo hay abundante evidencia médica que avala sus beneficios, solemos menospreciar lo que puede hacer para mejorar nuestra calidad vida, sentido del humor o fortaleza, y simplemente lo ignoramos.
Hablamos del ejercicio físico, uno de los mejores aliados con que cuenta el ser humano para mantener la vitalidad y que, por supuesto, no excluye de sus favorables efectos a las personas de la tercera edad; al contrario, se trata de herramienta que, cuando es bien utilizada por los adultos mayores, les permite, entre otras cosas, detener el avance o surgimiento de considerables problemas de salud, y hasta logra que su reloj biológico avance más lento.
Por ello, nuestra recomendación es que considere la realización de algún tipo de actividad física acorde a sus gustos y posibilidades, y que se dedique a ella con disciplina. Y si todavía lo duda, le daremos argumentos suficientes para que termine de convencerse.
Defensa ante lo inevitable
El envejecimiento es un proceso natural que afecta a todas las estructuras y funciones del organismo, y se caracteriza por lento declinar en la capacidad para efectuar todo tipo de actividades. Ninguno de nosotros puede escapar a esto, aunque sí podemos lograr que el correr de los años sea muy agradable.
En primer término, cabe señalar que expertos en Geriatría y Terapia Física coinciden en que hay tres mecanismos que explican el proceso de envejecimiento, mismos que pueden presentarse en forma combinada:
Destrucción de células y tejidos a causa de agentes tóxicos, falta de oxígeno, golpes, accidentes, radiaciones (como la luz del Sol), infecciones o enfermedades en general. Pérdida de actividad celular, la cual puede ser consecuencia tanto de falta de estímulo como de exceso del mismo.
Muerte programada (apop-tosis) de células, que puede acelerarse ante la falta de estímulos, es decir, existe atrofia por falta de uso.
Quizá el ejercicio no siempre tiene incidencia directa sobre el primero de estos puntos, aunque se ha comprobado que permite eliminar sustancias tóxicas y fortalece al sistema de defensas (previniendo así la acción nociva de bacterias, virus y hongos), pero queda claro que influye de manera determinante en los dos restantes.
Sencillamente, mantener adecuado grado de actividad, sin sobreexigirse, contribuye a la prevención del envejecimiento porque pone en marcha a todo el organismo y mejora la función de músculos, esqueleto, articulaciones y sistemas respiratorio, circulatorio y nervioso, sin olvidar que estimula la actividad hormonal.
Por si fuera poco, los especialistas enfatizan en que realizar ejercicio en forma regular reduce el riesgo de desarrollar ciertas enfermedades que son la principal causa de degeneración en el funcionamiento de órganos y tejidos, así como de tratamientos médicos y defunciones:
Infarto o muerte de parte del cerebro o corazón a causa del taponamiento de arterias.
Obesidad o sobrepeso.
Diabetes, que se caracteriza por concentración de azúcar en sangre superior a lo normal.
Cifras elevadas de grasas sanguíneas (colesterol y triglicéridos) y de la presión arterial.
Algunos tipos de cáncer, entre ellos de colon (intestino grueso) y mama.
Todo lo anterior sea dicho sin olvidar que la realización constante de actividad física también reduce el riesgo de sufrir caídas y fractura de cadera (mejora el equilibrio, además de que fortalece a músculos y articulaciones); reduce los síntomas de ansiedad y depresión, y promueve la integración social al fomentar la creación de nuevos vínculos afectivos.
No por nada, diversos estudios muestran que los beneficios del ejercicio se producen siempre, independientemente de la edad, condición física o estado de salud del individuo (incluso, en pacientes con cáncer se ha observado su efecto positivo), y puede incrementar la esperanza de vida en personas con poca actividad (sedentarias), como veremos a continuación.
Nuevas evidencias
Quizá a simple vista no sea tan fácil distinguir a alguien que practica ejercicio de quien no lo hace, pero esto no pasa desapercibido a nivel celular, donde es notable que la realización de actividad física es capaz de rejuvenecer… ¡hasta 10 años!.