Cirugía plástica, nunca por exigencia de la pareja

Reducir, aumentar, estirar o levantar alguna parte del cuerpo son los principales objetivos que se persiguen en una intervención quirúrgica estética, la cual siempre debe realizarse por voluntad propia y nunca para dar gusto a los demás, ni siquiera a la pareja.
A muchos matrimonios o enamorados les agrada seguir ciertos rituales para sentirse identificados y unidos, como vestir ropa parecida o de igual color, y comprar la versión femenina y masculina de cierto reloj o fragancia. Asimismo, se preocupan por el bienestar en común, por lo que no es extraño observar que uno aliente al otro a dejar de fumar, o que ambos se apoyen para abandonar el cigarro, comer más saludable o hacer ejercicio para mantenerse en forma.
Sin embargo, el que uno anime al otro para operarse la nariz, ponerse implantes, hacerse liposucción, reducir el tamaño de los senos o realizarse lifting facial para “planchar las arrugas” son palabras mayores. De acuerdo con la psicóloga y sexóloga Vivianne Hiriart, esta situación de percibe con mayor frecuencia.
Problemática
Hay casos en los que el varón prácticamente obliga a la mujer a someterse a cirugía estética, con el afán de que siga luciendo atractiva y joven. Lo grave es que en muchas ocasiones ella accede, aunque no esté de acuerdo, debido a la presión y descalificación que sufre, pues él suele bombardearla con frases como: “Necesitas operarte porque estás gorda”, “ya estás vieja y una restirada no te vendría mal”, “si tuvieras el cuerpo de antes no buscaría a otras” o “estás llena de celulitis”.
Es importante mencionar que, desde antaño, prevalece el ejercicio del poder de los varones sobre las féminas, lo cual es aprobado por la sociedad. “A la población femenina la ‘entrenan’ para ser subordinada, lo cual se considera natural; en cambio a ellos se les instruye con base en la independencia y autoridad”, acota la Dra. Carolina Grajales Valdespino, catedrática de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con sede en la capital del país.
A lo anterior se suma la exigencia hacia la mujer de estar siempre delgada y con figura atractiva, y como muestra basta que prestemos atención a la forma en que se ponderan físico escultural y juventud.
“Por lo anterior, muchas llegan al grado de ‘matarse de hambre’, luchan todo el tiempo contra la báscula, pasan horas en el gimnasio y se someten a múltiples tratamientos para tratar de detener el paso del tiempo. Y para colmo, en diversas convocatorias de empleo publicadas en periódicos y sitios web se aclara que sólo féminas que sean talla 3, 5 y 7”, agrega la Dra. Grajales Valdespino.
Si bien en la actualidad muchas mujeres se rebelan ante las conductas machistas y “mandan a volar” los estereotipos, todavía alto porcentaje tolera lo anterior y trata de ajustarse a los cánones de belleza impuestos por la sociedad.
Otros casos
Al tener cirugía plástica exitosa y, por ende, mayor atractivo, este simple hecho puede motivar a la pareja a realizarse alguna modificación, pues esto le puede dar seguridad acerca de los resultados que obtendrá. Al respecto, Vivianne Hiriart considera que detrás de ello puede haber otro aspecto que quizá juega papel más importante, y es nuestra tendencia a buscar gente similar a nosotros.
Según la especialista, algunos estudios demuestran que solemos percibir como más atractiva a la gente que tiene rasgos similares a los nuestros. Incluso se ha visto que a través del olor percibimos las características genéticas de nuestros pretendientes y tendemos a sentirnos más inclinadas (especialmente las mujeres) por quienes comparten ciertos rasgos genéticos con nosotras, pero al mismo tiempo tienen las suficientes diferencias como para que los hijos tengan sistema inmunitario más fuerte.
Lo similar atrae, según parece, pero en este caso sería llevado al extremo, es decir, se busca parecerse al ser amado por cualquier vía, seguirlo en la carrera del embellecimiento artificial o hacer que nuestra apariencia se aproxime lo más posible a la de las celebridades consideradas como prototipos de belleza. ¿Por qué? Al parecer, debido a que se piensa que a las personas atractivas les suceden “mejores cosas”.
Además, hay que considerar que este tipo de procedimientos quirúrgicos representan símbolo de estatus económico. De acuerdo con el zoólogo y antropólogo inglés Desmond Morris, autor de El mono desnudo y Masculino y femenino, los estándares de belleza cambian según las culturas y los momentos; por ejemplo, estar bronceado en otros tiempos era sinónimo de que se trabajaba la tierra, por lo que la gente de sociedad debía cuidarse del Sol y mantener su piel lo más blanca posible; hoy significa que se tienen tiempo y medios suficientes para ir a la playa o algún lugar de descanso, y de hecho el concepto ha cambiado tanto que incluso algunos especialistas han empezado a clasificar la obsesión de algunas jóvenes por estar bronceadas como “tanorexia”.
En este sentido, si antes pasar por cirugía plástica quería decir que la persona había tenido algún problema que requería reconstrucción.
, hoy significa que se tienen los recursos para lucir como se desea, sin importar el precio.

Hablar de “mejorar la figura” ya no sólo se refiere a rostro, senos, glúteos y cintura, sino lugares más recónditos como vagina, vulva y pene, para quienes desean mostrar sus “mejoras” en la intimidad. Igualmente, hay a quien le gusta lucirse en todo momento, por lo que puede optar por cambiar la apariencia de sus pies, a fin de dejarlos más “acolchonaditos”, o para recortar un poco los dedos si es que le parece que los tiene muy largos y delgados. Asimismo, si resulta desagradable el ombligo se puede modificar, y si el varón anhela pectorales más marcados, se los pueden moldear.

Aunque existen múltiples causas que pueden llevar a una persona a someterse a alguna intervención estética, lo más importante es que la decisión sea personal y no se pretenda dar gusto a los demás o parecerse a alguna celebridad; en caso contrario los resultados no serán los esperados y ello traerá frustración.