En 1978 el artista plástico mexicano Günther Gerzso fue secuestrado y sacrificado. Como parte del proyecto Presencia-Ambiente a Günther Gerzso, el No grupo (integrado por Alfredo Núñez, Rubén Valencia, Maris Bustamante y Melquiades Herrera) plagió y ofrendó al artista de ascendencia húngaro-alemana como una forma de provocación y burla de las vanguardias del arte contemporáneo hacia los artistas tradicionales clásicos.
Gerzso no sólo consintió el proyecto sino que participó en él. Si bien su trabajo estaba ligado a la tradición clásica, el artista también había diversificado su manera de entender el arte; en otros años había trabajado como escenógrafo para cine y teatro, se había interesado por el registro fílmico, la arquitectura y las culturas prehispánicas, así como la moda y, por supuesto, la literatura.
La obra y figura de Gerzso, dice el curador James Oles, “permite acceder a través de diferentes entradas”. Con la intención de recordar que este año se cumple el centenario del natalicio de Gerzso y de plantear nuevas formas de acercarse a su multifacético trabajo, lleno de intereses tan diversos, el Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT) prepara la exposición Gerzso, Gerzso, Gerzso, que será inaugurada el 17 de octubre próximo.
Oles repele la costumbre “muy mexicana” de conmemorar a un artista por sus aniversarios: “es algo completamente arbitrario, ¿a quién le importa que nació hace 100 años?, es completamente irrelevante hablar de un artista por esa razón”. También la de plantear retrospectivas simplemente cronoló-gicas que no permiten nuevas lecturas ni la interacción del público.
Por ello, para recordar a Gerzso ha programado una muestra o colección de pequeños acercamientos, a diferentes problemas e intereses que tuvo el artista fallecido en abril de 2000, a los 84 años.