Gateo: Gigante paso para el bebé

Cuando el bebé gatea no sólo se beneficia en cuestiones de movilidad, sino también agudiza su vista y agiliza sus manos, importantes habilidades que le serán útiles cuando inicie el aprendizaje de lectura y escritura.
La aceleración de la vida moderna ha llegado a tal extremo que, incluso, propicia que los niños gateen por menos tiempo; esto se debe a que los padres tienen cierta urgencia de que sus pequeños caminen lo antes posible, lo cual no es positivo para la salud del infante, pues se suprime importante etapa de maduración física y neurológica.
Así, el gateo se convierte en factor clave para todos los pequeños, pues su práctica marca el aprendizaje escolar y extraescolar, el cual está regido por el desarrollo corporal, sensibilidad táctil en dedos y palmas de las manos y proporciona mayor capacidad respiratoria. A nivel neurológico favorece la interrelación de los dos hemisferios cerebrales, y en cuanto a la vista permite la coordinación entre ojo y mano, ejercita la visión binocular y tridimensional, así como la focalización correcta de los objetos.
Proceso
Desde los primeros días de nacido el bebé da ciertas señales de preparación para la etapa de gateo, pues comienza a habilitar sus manos y hacia el primer mes si se le acuesta boca abajo intenta levantar su cabeza apoyándose en sus extremidades.
Antes de gatear, el niño comienza a desplazarse «pecho tierra» con ayuda de uno de sus codos, arrastra su cuerpo hacia delante y, por breves momentos, lo levanta mientras rodillas y manos descansan en el piso. Es posible que pronto logre avanzar, para lo cual se empujará con brazos y piernas, pero sin despegar el abdomen de la superficie; esta forma rudimentaria de gateo le permite fortalecer sus músculos, coordinar movimientos y explorar el espacio que le rodea.
Posteriormente, apoya uno de sus costados, le es más fácil incorporarse en la posición denominada «a gatas», así como levantar sus extremidades, abdomen y trasero. A los tres meses puede controlar el movimiento de su cabeza, comienza a empujarse hacia arriba con los brazos, y aproximadamente a los cinco meses ya es capaz de levantar su pecho, además de que aprende a rodar sobre sí mismo.
Ahora bien, entre los ocho meses y el año es común que el bebé gatee en forma correcta, es decir, apoyando rodillas y manos; una vez que ésto sucede se incrementa el desarrollo táctil, mejora notablemente su capacidad de coordinación y equilibrio, y fortalece la musculatura de cuello, hombros y tronco.
Para que el pequeño pueda aprender a gatear necesita que se le deje en el piso, para lo cual es necesario asegurarse que esté completamente limpio y no tenga a su alcance objetos que lo pongan en riesgo, por ejemplo, botones, colillas de cigarro, agujas, canicas, bolsas de plástico, clips, papeles y taparroscas, entre otros. Cabe destacar que es muy importante que se le deje practicar y disfrutar el gateo al máximo, no hay que apresurarlo a caminar, pues esta posibilidad que le ofrece movimiento lo mantiene alerta y contento, además, el día menos esperado se le encontrara de pie dando sus primeros pasos.
A partir de que un niño descubre que puede desplazarse solo, la satisfacción que siente es tan grande que se le encuentra la mayor parte del tiempo en movimiento constante sin dar muestras de fatiga. Incluso hay quienes afirman que si un adulto intenta seguir los movimientos de un bebé que ya gatea durante todo el día, terminará exhausto, mientras el pequeño sigue con vitalidad y energía.
Tome en cuenta que el gateo es muy importante para los niños, así que no intente adelantar a su pequeño a una etapa (la de caminar) sin que cuente con las herramientas adecuadas.