Dishidrosis; Cuando el estrés sale por la piel

Las afectaciones que el estrés produce son varias, como perturbar el pensamiento, alterar procesos o provocar caída de cabello. La piel no está exenta de ello, siendo la dishidrosis un problema que afecta particularmente a la mujer… tal vez a usted.
El diccionario define al estrés como una respuesta natural del cuerpo a las situaciones que lo amenazan y que repercute en la estabilidad emocional y física de la persona. Nosotros podemos agregar que es una forma de mantener alerta al organismo, ya que se presenta con el sólo hecho de recordar una circunstancia que significó peligro.
La forma de reaccionar es generando la energía suficiente para realizar gran parte de nuestras actividades cotidianas, lo que se llama “estrés positivo”. Sin embargo, la vida moderna nos ubica a menudo en situaciones de tensión sostenida y alta exigencia dentro de entornos tan diversos como familia, escuela y trabajo, lo que afecta la capacidad de relajación e incide directamente en la salud.
Sin temor a equivocarnos, podemos decir que no hay quien no haya manifestado alguno de los síntomas que genera el estrés, y sólo por recordar algunos podemos mencionar:
Incremento de la actividad del corazón.
Sudoración mayor a la normal.
Angustia.
Ansiedad.
Boca seca.
Dolor de cabeza
Cansancio.
Dilatación de pupilas.
Dificultad para respirar.
Trastornos del sueño.
Alteraciones en el proceso digestivo.
Problemas de concentración y para tomar decisiones.
Falta de motivación.
Baja autoestima.
Cuando la causa de la tensión no ha sido identificada y, mucho menos controlada, los efectos van más lejos todavía. Por ejemplo, una persona sometida a largas temporadas de presión en su trabajo sufre debilitamiento en su sistema de defensa y se encuentra más expuesta a sufrir enfermedades leves (resfriado o tos), sin dejar de mencionar que pueden presentarse pérdida de memoria y concentración o alteraciones notables en los sistemas circulatorio, digestivo o respiratorio.
También a la piel
La dishidrosis es una afección cutánea poco común, derivada del estrés, que afecta principalmente a mujeres de entre 20 y 50 años.
Pese a que la Medicina no tiene una explicación concreta del mecanismo que la desencadena, una y otra vez se ha encontrado su estrecha relación con períodos de ansiedad o frustración al no poder exteriorizar las emociones. Dicho padecimiento se caracteriza por el surgimiento de pequeñas ampollas en palmas de las manos, plantas de los pies y puntas de los dedos, las cuales son opacas y ligeramente prominentes con respecto al resto de la piel; no se rompen fácilmente y en ciertos casos se juntan hasta formar una ampolla grande. Hay ocasiones en que no producen síntoma alguno, pero casi siempre generan comezón y dolor que pueden empeorar al contacto con jabón, agua o sustancias irritantes.
Hasta hace unas décadas los dermatólogos (especialistas médicos en la salud de la piel) pensaron erróneamente que el problema era provocado por la retención de sudor, tanto así que su nombre, derivado de la palabra “hidrosis”, refiere a la secreción de agua por la piel. Ahora se sabe que su origen es emocional, y que debe recibir tratamiento encaminado a atender las molestias que genera y a que el paciente controle mejor sus estados de ansiedad.
Los especialistas indican como primera medida la aplicación de corticoesteroides (derivados de la cortisona) 1 o 2 veces al día, a fin de reducir inflamación y comezón. Además, ayuda considerablemente evitar la humedad y el calor excesivos en manos y pies, para lo cual es conveniente seguir los siguientes consejos:
Usar calcetines de algodón y zapatos con suela de piel, ya que el calzado hecho con materiales sintéticos promueven la sudoración exagerada.
Cambiar calcetines y zapatos con mayor frecuencia (dos veces al día o más, según las necesidades), para que el sudor se evapore.
Emplear guantes de vinil forrados de algodón al pelar o exprimir frutas y verduras ácidas, así como para evitar contacto con sustancias irritantes, como jabón, detergentes, fibras de aluminio y productos de limpieza, entre otros. También son útiles para trabajos en casa o jardinería.
Secar el interior de los guantes después de usarlos y desechar aquellos que tengan roturas o agujeros.
Evitar el contacto directo con productos químicos irritantes, como pintura, thiner y aguarrás, entre otros.
Usar agua templada y jabones muy suaves al bañarse.
Estas medidas suelen dar resultados notables a una semana de haberse iniciado, pero si no se logra mejoría alguna o se observa que alrededor de las ampollas hay inflamación.
Enrojecimiento, sensibilidad excesiva o calor, será necesario acudir de nuevo al dermatólogo para dar atención a una posible infección ocasionada por bacterias oportunistas.