Elecciones 2015: KO a PRD y a Mancera

El aviso había llegado la víspera: en una grabación clandestina difundida por El Universal, el presidente perredista Carlos Navarrete Ruiz dibujó la debacle del PRD y prefiguró que en el 2018 el PRD podría pasar a la oposición en el DF. El saldo del 7-J adelantó el camino al cadalso.
El histórico del PRD nunca se adivinó de largo plazo. Nacido de las cenizas del Partido Comunista Mexicano, el PRD nació de las cenizas del PRI y no del socialismo. Como fundador, Cuauhtémoc Cárdenas fijó los espacios del partido al asumirlo como aparato para su carrera política por la presidencia; derrotado en 1994 y 2000, fue desplazado por López Obrador quien asumió el papel de caudillo y anduvo el mismo camino: usar al partido para sí mismo en el 2000, 2006 y 2012.
Sin tener el espacio interno para su caudillismo, Cárdenas y López Obrador abandonaron la nave; Marcelo Ebrard —otro priísta, sólo que salinista— apareció como el caudillo esperando turno, sólo que sin carisma y enamorado de sí mismo; pero Los Chuchos de la célula Rafael Aguilar Talamantes le ganaron la partida y no lo hicieron diputado, provocando su salida. Así, el PRD quedó reducido a un cascaron sin liderazgo y sí con una oligarquía chuchista manejándolo con técnicas tribales.
El saldo electoral para el PRD nacional y el PRD del DF fue un desastre anunciado —prefigurado— por Navarrete Ruiz. El problema en realidad no es que el PRD haya tenido que dividir su fuerza con Morena, sino que su fracaso se verá en la pérdida del control y la influencia en el DF: el gobierno perredista tendrá nueve delegaciones en manos de la oposición y la mayoría en la asamblea, lo que significa que el gran derrotado en realidad no serán Los Chuchos de la tribu Aguilar Talamantes sino el jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera que gobierna en nombre del PRD pero sin afiliarse al PRD. Los tres años que vienen de la segunda parte del sexenio de Mancera serán cuenta arriba cargando la cruz del fracaso de Los Chuchos.
El único camino que tiene el PRD para intentar revertir el descontón del 7-J estaría en el regreso de Cárdenas y el cardenismo, y en la decisión de Mancera de tomar el control del PRD capitalino con efectos en el PRD nacional. El más interesado en que ello ocurra sería sin duda Mancera, pero es la hora en que prefirió salirse de la atención mediática en lugar de asumir con valentía política el saldo electoral para evitar los mensajes de derrotismo.
La tribu de Los Chuchos-Aguilar Talamantes carece ya no digamos de autoridad moral sino de liderazgos de refresco. Si Mancera pospone su irrupción en el PRD, el impresentable René Bejarano podría dar el zarpazo para quedarse con los despojos del partido. Sin el control directo del PRD en el DFD, Mancera tenderá que abandonar sus planes de reforma para dedicarse a administrar el acoso político del PAN, el PRI y López Obrador.
Cárdenas podría cerrar su ciclo político con una operación de rescate del PRD pero a condición de que Los Chuchos de la célula Aguilar Talamantes hayan entendido el mensaje de las urnas y se hagan a un lado; si refuerzan su control, López Obrador y el PRI que quiere el DF terminarán por triturar a Mancera. Lo ideal sería una alianza Cárdenas-Mancera pero los dos han sido tímidos en sus acciones políticas frente a las acciones atrabancadas de López Obrador y sus operadores Ricardo Monreal —que quiere el GDF en el 2018—, Martí Batres y otras figuras marcadas por el enfrentamiento.
El PRD necesita una respuesta inmediata para contener el desfondamiento del partido a favor de Morena. Las primeras 72 horas de la debacle fueron de un vacío político del PRD: Jesús Ortega, Jesús Zambrano y Navarrete Ruiz desparecieron del espacio mediático dejando que las cifras negativas ocuparan el espacio; y el silencio de Mancera contribuyó al desconcierto perredista frente a la euforia de López Obrador y su partido. El golpe de timón en el PRD no va a llegar en el corto plazo, lo que debe preocupar principalmente a Mancera porque padecerá una mayoría opositora en el DF durante los tres años que le quedan.
Famosas últimas palabras: “en política no hay sorpresas sino sorprendidos”: Carlos Navarrete Ruiz al aceptar que sí dijo que el PRD podría ser oposición en el DF en el 2018.
Es pregunta: ¿será cierto que Mancera recibió información equivocada del PRD sobre las expectativas en el DF y no buscó a tiempo fuentes fidedignas para diseñar planes de emergencia?
La crisis que viene: Agotadas las negociaciones de concesión-fuerza, la CNTE salió derrotada el 7-J y viene por la venganza en el DF. O el gobierno federal ejerce las órdenes de aprehensión o la violencia será sin cuartel.