Y cuando despertamos, el dinosaurio seguía aquí

Ni elecciones de democracia ni de madurez: fue la restauración de la hegemonía priísta. Las elecciones desafiaron hasta a la lógica dialéctica: el repudio al PRI fue como nunca, pero el PRI sigue ganando las elecciones.
El voto nulo fue un grito en la oscuridad: una protesta sin destino histórico.
Como Galileo, el PRI puede decir: Y sin embargo nos movemos.
Las elecciones no presentaron opciones reales: los cinco partidos dominantes —PRI, PAN, PRD, Partido AMLO y Verde— fueron una variante de la misma política.
Por estilos, liderazgos y formas, la oposición al PRI está formada por pequeños dinosaurios de segunda generación.
Al final, como siempre, ganó el Presidente de la República.
La gente-masa votó como siempre, la gente-élite no votó como siempre. Y todos felices y contentos, excepto los ciudadanos que seguirán con los mismos políticos de siempre en el poder.
Como era de esperarse, la reforma electoral de 2014 no pasó la prueba; y viene la enésima reforma electoral definitiva. ¿Cuándo sacarán a los partidos del Instituto Electoral?
¿Por qué México no tiene una estructura de organización de elecciones como en España?
Y como siempre, en México no pasa nada; y cuando pasa…, no pasa nada.
Comenzó reelección: legisladores de doce años. Se tapona la circulación de las élites.
Con la división PRD-AMLO y los enredos de Gustavo Madero en el PAN, el PRI iría solo al 2018.
Lo que se preveía finalmente ocurrió: los ciudadanos de la masa no leen ni entienden de guerras sucias: salieron a votar porque los llevaron, les compraron su voto, querían que ganaran los candidatos que les ofrecieron muchos programas de subsidios o de plano porque son institucionales.
No puede haber una democracia representativa con una abstención real de 60% de ciudadanos.
El partido mayoritario es el de los abstencionistas: el doble del porcentaje de votos del partido que ganó el primer lugar. Es decir, hay dos tercios de mexicanos que repudiaron el sistema político y sólo un tercio que lo aceptó.
El gran fracaso fue el del centro centro-progresista porque no llegó a ser izquierda. La división entre el PRD y el Partido AMLO es irreconciliable, al menos mientras de un lado sigan dominando Los Chuchos de Nueva Izquierda y de otro siga el fundamentalismo ayatolesco de López Obrador.
La división en el centro-progresismo es la garantía de una mayor permanencia del PRI en el poder.
¿País de cínicos? A pesar de las revelaciones de corruptelas, compras de votos y pasivos éticos, los candidatos manchados en su plumaje grises —que no blanco— ganaron y van a representar a la sociedad.
La CNTE de maestros fue impulsada por la guerrilla y López Obrador. Varios dirigentes de la CNTE de Oaxaca son candidatos a diputados de Morena.
La intención de las movilizaciones en las calles fue la de reventar el proceso electoral y meter al país en una crisis constitucional. Es la misma estrategia de López Obrador en el 2006 cuando instaló un plantón en el corredor Zócalo-Periférico para obligar al IFE a darle la victoria y cuando en diciembre movió al PRD a impedir la toma de posesión de Calderón en el Palacio Legislativo para propiciar nuevas elecciones. López Obrador sabe que no ganará la presidencia y quiere que nadie la tenga,
Sin novedad en el frente, fue el reporte político del 7-J: las bases priístas se siguen cubriendo de gloria, gracias al PRD, al PAN y a López Obrador.
En México los dinosaurios no son inmortales sino inmoribles.
Como dijo Luis Javier Garrido: en México todos somos priistas hasta demostrar lo contrario.
Famosas últimas palabras: “Si el contexto cambia, estaremos listos para las elecciones; si el contexto no cambia, entonces tendremos complicaciones”: consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello, y su lógica académica… estilo Filósofo de Güemes.
Es pregunta: ¿Será cierto que las autoridades podrían ejercer órdenes de aprehensión contra los liderazgos de la Sección 22 de maestros para darle una voltereta a la crisis?
La crisis que viene: Realizadas las elecciones, ahora la crisis vendrá en el uso de la fuerza contra los maestros de la CNTE en Oaxaca y Guerrero, quienes salieron fortalecidos del proceso electoral por las negociaciones en Gobernación.