¿Cuáles son las consecuencias de reprimirte sexualmente?

La llamada de la abstinencia sexual puede llegar en cualquier momento, y si bien estando soltero podemos permitirnos mayor libertad para elegir o buscar, cuando esta represión llega estando en pareja, la situación se vuelve más agobiante.
Estrés, rutina, depresión… las razones por las que una persona se siente desmotivada sexualmente pueden ser muchas, pero lo cierto es que, seguramente, no tendrá tanto en cuenta a un compañero que no puede consumar como cualquier persona, algo, que también puede conducir a ciertas consecuencias provocadas por la represión sexual.
Cuando el sexo te da la espalda
Antes de todo, debemos preguntarnos de quién viene la falta de apetito sexual en la pareja, si de él… o de ti. En caso de ser este último tu caso, las razones por las cuales no te apetezca tener sexo merecerían un artículo propio, de modo que vamos a analizar lo que aquí nos concierne: que tu pareja no quiera hacer el amor y tú sí, algo que conduce a una represión que afecta posteriormente a otros aspectos de la relación.
La rutina puede convertirse en uno de los motivos ante la falta de sexo, pues bien sabemos que cuando se sigue un horario estricto y se realizan las mismas cosas a diario sacar tiempo para el sexo puede ser algo en lo que no pensemos en un primer momento hasta que, varios días después, te alarmas al pensar en el tiempo que llevas sin practicarlo. En el caso de que la rutina sea el problema, estimular a tu pareja o hablarlo será lo mejor, ya que la conducta no depende de problemas psicológicos o emocionales, sino de una cuestión de hábitos.
Sin embargo, si la falta de sexo obedece a una causa como puede ser depresión, éstres, transtornos hormonales o enfriamiento en la afección de la pareja, las consecuencias pueden ser varias. Primero comenzaremos a masturbarnos a la mínima ocasión, algo siempre saludable por otra parte. Sin embargo, a medida que pase el tiempo, necesitarás algo más, pues el placer de masturbarse o de visualizar pornografía no se equipara a la plenitud del coito sexual.
Las consecuencias de reprimirte sexualmente
Puede que sigas perpetuando el hábito de darte amor y placer a ti misma hasta que llegue el momento en que quieras más. El sexo, obviamente, afecta al resto de la relación, llegando a hacernos buscar de manera inconsciente otra persona con la que mantener relaciones. Esto puede conducir a la infidelidad, aún para las personas más honestas que nunca se hayan planteado poner los cuernos.
También puede que nos planteemos el fin de la relación, ya que lo que comienza siendo una leve época de abstinencia puede alargarse hasta convertirse en una pareja donde no puedes ser feliz ni sentirte sexualmente satisfecha.
Si no optas por la infidelidad, la masturbación o la separación, la represión sexual puede provocar desórdenes en el comportamiento sexual, mal humor, amargura, fantaseo constante y, en el caso de las mujeres, dolores cutáneos o en los pezones, símbolos de que algo en tu interior no consigue liberarse y se reprime cada vez más, desembocando en unas consecuencias que, de no hablarse previamente o con una solución civilizada de por medio, pueden ser fatales.
La represión sexual en la pareja es muy diferente a la falta de sexo por simple rutina. Se establece una negación deliberada, a menudo propiciada por ciertas enfermedades o conductas que no elegimos. Sin embargo, si le hacemos regalos a nuestra pareja, le escuchamos a la vuelta del trabajo o le ayudamos en sus proyectos, ¿acaso no es el sexo algo ante lo que debes corresponder del modo necesario para que tu pareja quede satisfecha?