¿Por quién votar? «Dime con quién andas…»

Algo está pasando, tanto dentro como fuera de los Partidos, se percibe en el ambiente y, sin duda, en las declaraciones y posturas de los propios dirigentes, se viven varias realidades diferentes a un mismo tiempo. El hecho es que la crisis del país también le pega a los Partidos y, algunos de ellos dan causa para agudizar aún más la falta de credibilidad de la sociedad en la clase política, como es el cinismo del Partido Verde, claro ejemplo del doble discurso, pues mientras hablan de honestidad y legalidad, son sancionados por incurrir en el engaño, por la trampa y el fraude a la ley.
Por otra parte, de forma inusitada y con algarabía, prácticamente todos los presidentes de los Partidos Políticos, han manifestado que sus candidatos se encuentran «limpios», pues han sido investigados sus antecedentes por las autoridades encargadas de investigar los delitos.
¿A dónde hemos llegado?, es de tal magnitud la percepción de los ciudadanos en relación a la actividad política que ya no basta la carta de no antecedentes penales, sino que ahora se tiene que recurrir a otras instancias y, aún así, existen dudas, no hay quien se salve.
Tal vez pareciera una obviedad, sin embargo, dados los acontecimientos de los últimos años, los escándalos de corrupción, de complicidades, colusiones e impunidad, más las infiltraciones en los propios Partidos Políticos y sus gobiernos, la gente está ciscada, máxime que a diario nos encontramos con sorpresas de esa naturaleza: grabaciones hasta de jefes policiacos provocando conflictos políticos, en San Luis Potosí, denuncias sobre tráfico de influencias a favor de constructores en Sonora, el padre del gobernador de Jalisco, en su calidad de magistrado interviniendo a favor del PRI, en Nuevo León la familia Medina despojando de 200 hectáreas a campesinos y, así sucesivamente. Solo así se explica el baño de pureza.
Nunca habíamos arribado a un proceso electoral en condiciones tan atípicas, el conjunto de elementos que ahora se presentan dan pauta para esperar escenarios en general poco predecibles, en tanto, que las autoridades encargadas de conducir con orden y legalidad el desarrollo de las campañas, lejos de cumplir la encomienda se les juzga de apáticos y en ocasiones hasta de actuar con parcialidad, lo que ocasiona carencia de respeto y mayor irritabilidad.
¿Por quién votar?, esa es una valida disyuntiva, entre seguir igual o cambiar las reglas y las conductas, poner orden y dar certidumbre, simplemente por quien siendo honesto aplique sin distingos la ley.