Museo del Objeto: Diseño japonés, entre lo tradicional y la tecnología

En 1955, Toshiba Corporation puso en el mercado japonés la primera arrocera de acero que facilitaba el proceso de cocción; seis décadas después Panasonic Corporation presentó un horno digital para preparar arroz en menos tiempo y menos esfuerzo. El utensilio doméstico es uno de los tantos casos en que el diseño se fusiona con la tecnología para mejorar la cotidianidad de las personas.
“Es un viaje que vemos en los objetos de cómo el mismo le sirve a la gente y se va transformando en tan pocos años, y eso nos direcciona hacia dónde podía ir la siguiente generación de creativos y en la identidad de la gente”, comentó Ariel Rojo, diseñador.
Las arroceras, que reflejan una época específica, son parte del centenar de piezas expuestas en Diseño Japonés Hoy: 100 Objetos, que presenta el Museo del Objeto (MODO), en donde se da cuenta del desarrollo del diseño oriental vinculado a los avances tecnológicos y a las necesidades específicas de sus usuarios; por lo que se distinguen por su simplicidad y pulcritud en su manufactura.
Son utensilios habituales en una casa, oficina o espacio abierto que respondieron a un momento específico de la historia de Japón no sólo en términos de arte, sino como sociedad tecnológicamente avanzada, y en ese sentido refieren cómo la tecnología y el diseño se conjugan en busca de mejorar la vida de las personas.
Masaru Susaki, director de la Fundación Japón en México, la cual produjo la exposición, ejemplificó con el tren de alta velocidad de su país, el cual aumentó su rapidez no sólo por una cuestión de tecnología o mejora de equipo mecánico, sino por el diseño de su forma que literal lo hizo más aerodinámico.
Lo mismo sucedió con la sencillez de un dispensador de salsa de soya, que en 1961 se inventó también con forma de frasco de vidrio para usarse para almacenar. Pareciera un objeto trivial, pero a decir de Rojo, asesor curatorial del MODO, ejemplifica el desarrollo social de una comunidad y la definición de su identidad como cultura.
“Si bien entendemos los objetos como lo que son, su resultado, no entendemos el objetivo de éste que es establecer la plataforma en la que nosotros vivimos. Todo lo que está aquí es el reflejo de la creatividad y la mente humana. “Darnos cuenta de eso y ver a través de esa lente nos hace entender muchas cosas que se pueden volver trascendentes en nuestra vida. Los objetos se vuelven testigos y narradores de lo que son las culturas antiguas y modernas”, añadió el diseñador.
Entonces la exposición hace una suerte de retrato sobre la imaginación.
de una cultura, los avances técnicos de una sociedad, y no se limita a la exhibición de objetos en aislado. Es, consideró Rojo, mirar el pasado y el futuro de la identidad de una comunidad. La mayor referencia es la invención del Walkman en 1981 que revolucionó la manera de escuchar música en el mundo.

A ello se suma que los objetos son también un ejemplo del encuentro de las técnicas ancestrales con la modernidad; el diálogo entre artesanía y materiales orgánicos con tecnología digital como sucede con el casco para ciclista de apenas 35 milímetros plegable, diseñado en 20013, o la estufa portátil de uso mínimo de combustible, del 2010.

“En Japón estuvimos en crisis y después de la Segunda Guerra Mundial tuvimos que superar la crisis con la creación de objetos para desarrollar a la sociedad, y esos objetos son los que veremos en la exposición. Son productos muy simpáticos porque en cada familia japonesa hay uno como el contenedor de la salsa de soya que aquí es obra de un diseñador pero su origen es para uso doméstico”, acotó Susaki sobre la muestra que se presentó en Canadá y Los Ángeles, y luego viajará a San Salvador.

Para Rojo, la exposición hace un guiño con el diseño mexicano en el sentido de aprovechar la historia de técnicas de manufactura ancestrales con la innovación tecnológica, aunque señaló México es un abanico de identidades y difícilmente se podría limitar a una.

“La tradición y la tecnología, el pasado y el futuro son los vectores que generan la identidad de un pueblo; esta exposición es fantástica porque hay una clara descripción de quiénes fueron, quiénes son y quiénes serán los japoneses”, concluyó.