A él, un hombre de unos 60 años, lo encontraron tirado sobre la cama de una habitación del hotel Bajío, vestido únicamente con una trusa.
El encargado del establecimiento, ubicado en el número 357 de la calle Tonalá, esquina con Bajío, le dijo a la policía que la víctima ingresó al establecimiento, la noche del viernes, acompañado de dos mujeres de unos 35 años. El hombre solicitó una habitación y le dieron la número 8. Los tres ingresaron al cuarto en el primer nivel del establecimiento. Alrededor de las 2:20 horas del sábado las dos mujeres salieron del hotel y se encontraron con el encargado, quien les preguntó si ya se marchaban.
Ellas dijeron que sólo irían a comprar tacos y regresarían, pero las horas pasaron y no volvieron.
Durante la mañana del sábado, el encargado llamó a la habitación donde estaba el hombre, pero no obtuvo respuesta. Fue entonces que pidió ayuda al número de emergencias de la ciudad.
Al hotel llegaron minutos después policías preventivos, quienes en presencia del encargado del inmueble abrieron por la fuerza la habitación. Al entrar encontraron tirado en la cama a la víctima, quien estaba inconsciente, por lo que solicitaron el apoyo de una ambulancia.
Cuando los paramédicos lo revisaron detectaron que ya había muerto, aparentemente por una intoxicación, según consta en el expediente FCH/CUH-7/T1/00302/15-04 que se inició por homicidio.
En la habitación había varios envases de cerveza vacíos; en una bolsa de plástico había otras latas de la misma marca aún sin abrir.
Peritos de la procuraduría capitalina recabaron en la habitación huellas dactilares y otros indicios para tratar de descubrir la identidad de las mujeres que lo acompañaban y que presuntamente mezclaron gotas en su bebida, causándole la muerte.
