Adaptan Romeo y Julieta a disputa entre Kosovo y Serbia

Dos familias separadas por el odio y los prejuicios pero unidas por un amor más fuerte que cualquier barrera étnica, religiosa o lingüística: así es un nuevo montaje de «Romeo y Julieta«, en Belgrado, que ofrece un mensaje de concordia a serbios albanokosovares.

Romeo es albanokosovar y Julieta es serbia. Uno es musulmán y la otra cristiana ortodoxa. El drama inmortal de William Shakespeare sobre los Montesco y los Capuleto se interpreta en serbio y albanés.

La nueva escenificación ofrece una reflexión muy particular sobre el argumento universal del amor imposible, explica el realizador de la pieza, el célebre actor serbio Predrag Miki Manojlovic, quien ha reunido en el proyecto a destacadas figuras de la escena artística de Belgrado y Pristina.

«Hemos intentado y logrado que nuestras reflexiones sobre el gran drama de Shakespeare tengan su eco en el mundo actual, aquí, en Europa», explica Manojlovic.

Sin embargo, Manojlovic afirma que el proyecto «no ha ocurrido como una reacción a las guerras y todas las desgracias que hemos vivido».

«No, todo eso está detrás de nosotros. Es que nació una necesidad desde la consciencia de que no podemos vivir sólo con nosotros mismos», declaró, y recalcó el ambiente de gran amistad en el que se desarrolló el proyecto.

«Además, hay que apuntar a algo que es una constante del género humano, y lamentablemente, creo que irreparable: el odio que nos enseñan nuestros padres, es decir el ambiente en el que crecemos. Eso se ve muy bien aquí (en la pieza)», señaló.

Pese a que el tema incide en prejuicios locales, la escenificación ahonda en los aspectos universales del conflicto, según Manojlovic, que considera que la obra podría interpretarse en cualquier lugar del mundo para tratar sobre el problema del odio y la falta de entendimiento.

La obra sobre el amor, el odio y la comunicación en esta escenificación se interpreta en dos lenguas, serbia y albanesa, y los personajes son encarnados por un elenco de actores de Kosovo y Serbia.

Es un proyecto conjunto de la organización cultural serbia «Radionica Integracije» (Taller de Integraciones) de Belgrado, y del «Qendra multimedia» (Centro multimedia) de Pristina, y los ensayos han tenido lugar tanto en la capital de Kosovo como en la de Serbia.

El drama que Shakespeare escribió a finales del siglo XVI habla de dos familias rivales de la alta clase de Verona, los Capuleto y los Montesco, cuyos hijos se enamoran perdidamente.

El amor, que sus padres intentan impedir, termina con la trágica muerte de los dos jóvenes.

El estreno belgradense de la pieza, en la que se ha trabajado más de un año y medio, tuvo lugar este domingo en el Teatro Nacional.

En Pristina tendrá su puesta de largo el 15 de mayo, también sobre las tablas de su Teatro Nacional.

Manojlovic recalcó el apoyo por parte del Gobierno de Serbia, de Belgrado, de Pristina y de las autoridades kosovares, para que la obra se encuentre «en el epicentro» de las actividades culturales y no «en sus contornos».

«Eso supuso un serio entendimiento. No por los juegos políticos ni manifiestos culturales, sino por lo que es una creatividad conjunta. Y eso marca una gran diferencia», declaró.

Las fuerzas de seguridad de Serbia y la antigua guerrilla separatista albanokosovar se enfrentaron en 1998 y 1999 en Kosovo, en un conflicto que terminó con los bombardeos de la OTAN.

Esta antigua provincia serbia poblada en su gran mayoría por albaneses étnicos, proclamó en 2008 su independencia, que Serbia no reconoce.

Ambas partes, no obstante, llevan a cabo, bajo mediación de la Unión Europa (UE) un diálogo en un proceso para ir normalizando sus relaciones.

Manojlovic consideró que las elites políticas de ambas partes, aún muy distanciadas, deberían ver la nueva pieza de teatro «y sacar de ella sus conclusiones», aunque subrayó que su equipo no pretende dar lecciones a nadie.

«Esto (la obra) no es ninguna declaración política nuestra. Es nuestra necesidad artística, y la hemos realizado», concluyó Manojlovic.