Pros y contras de la maternidad tardía

La biología no perdona: tener hijos a partir de los 35 años aumenta la dificultad para concebir y los riesgos asociados al embarazo. A pesar de ello, cada vez más mujeres retrasan su maternidad, una decisión con detractores y defensores. ¿Qué dice la medicina al respecto?
Desde un punto de vista biológico, los mejores años para procrear coinciden con aquellos que, cada vez más, dedicamos al progreso profesional o al disfrute de la vida.
Es una elección que puede tener consecuencias. Nadie conoce a ciencia cierta cómo declina la fertilidad.
Lo hace, pero los factores que influyen pueden ser diversos: edad, problemas de salud, características personales, frecuencia de las relaciones sexuales…
Mary Herbert, profesora de Biología Reproductiva en la Universidad de Newcastle, sostiene que no hay que retrasar la concepción más allá de los 35 años.
Sus investigaciones sobre los efectos del envejecimiento en la reproducción indican que los daños sufridos por los óvulos a medida que pasa el tiempo son irreversibles.
“Las mujeres –explica Herbert– nacen con casi dos millones de óvulos que mes a mes se agotan, hasta que llega la menopausia, y los cambios debidos a la edad no afectan solo a su número.
La calidad también decrece”.
Sin embargo, Kenneth Rothman, científico de la Universidad de Boston, discrepa de este planteamiento. Rothman ha estudiado la disminución natural de la fecundidad en 2.820 mujeres de edades variadas y sin problemas de fertilidad.
Y cree que se exagera el papel de los años.
“La fecundidad –sostiene– disminuye con el tiempo, pero poco.
Debemos considerar muchos factores, entre otros, si la mujer ya ha sido madre”. Sus datos indican que, en el plazo de un año, el grupo de 20 a 34 años tenía un 84?% de probabilidad de embarazo, porcentaje que bajaba al 78?% en el de 35 a 40.
Cabe mencionar que segun las no primerizas –prueba de un sistema reproductor funcional– tenían la misma posibilidad de quedarse encinta con cuarenta que con veinte años.