Consumir menos azúcar trae beneficios adicionales para la salud

El azúcar no es un nutriente esencial y hay evidencia sólida que muestra que en realidad puede ser perjudicial al contribuir al sobrepeso, la obesidad y las caries dentales”, sostuvo en Washington Enrique Jacoby, asesor en alimentación sana y vida activa de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), al presentar las directrices recién formuladas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en este tema; y que pretenden ayudar a los países a elaborar políticas y acciones para reducir el consumo de los azúcares en aras de mejorar la salud de la población.
De acuerdo con un comunicado de prensa emitido por la OPS —luego de un análisis riguroso de la OMS, mediante un proceso consultivo mundial abierto, y basadas en las últimas evi­dencias y los aportes de científicos líderes de todo el mundo— las nuevas directrices recomiendan que adultos y niños reduzcan su ingesta diaria de azúcares libres a menos del 10 % de calorías totales. Las mismas señalan que una disminución del consumo aún mayor, al menos del 5 % —o aproximadamente seis cucharaditas por día en una dieta de 2 000 calorías—, proporcionaría beneficios adicionales para la salud. “Los azúcares libres se refieren a los monosacáridos (como la glucosa y la fructosa) y los disacáridos (como la sacarosa o el azúcar de mesa), que se agregan a los alimentos y las bebidas por el fabricante, el cocinero o el consumidor, así co­mo azúcares que están naturalmente presentes en miel, jarabes, jugos de fruta y concentrados de jugo de fruta. Las directrices no se refieren a los azúcares de las frutas frescas y verduras, o los azúcares presentes de forma natural en la leche, porque no hay evidencia sobre los efectos adversos de consumir estos azúcares”, explica la nota de la OPS. Según el texto, las pautas se basan en evidencia científica reciente que indica que los adultos que consumen menos azúcares tienen un peso corporal menor, y que el incremento de la cantidad de azúcares en la dieta está asociado con un aumento de peso. “La investigación también indica que los niños con un mayor consumo de bebidas azucaradas tienen mayores probabilidades de tener exceso de peso o ser obesos, que niños con un consumo bajo de bebidas endulzadas con azúcar”.
El mismo comunicado refiere que otros estudios revelan que las tasas de caries dentales son mayores cuando la ingesta de azúcares libres supera el 10 % de las calorías totales, en comparación con una ingesta inferior. La recomendación de que el consumo de azúcares libres sea menor del 5 % se basa en estudios ecológicos basados en la población, que revelaron una reducción de las caries dentales en los países donde la disponibilidad de los azúcares descendió drásticamente.
Estadísticas de la organización refieren que el consumo de alimentos procesados en América Latina ha aumentado en los últimos años. “Un estudio reciente de la OPS/OMS en 12 países latinoamericanos revela que el consumo de alimentos ultraprocesados y las bebidas azucaradas au­mentaron en casi un tercio en promedio entre 1999 y 2013, y en tres de los países (Bolivia, Perú y Uruguay), el consumo superó el doble. El estudio también reveló que el índice de masa corporal (IMC) se incrementó en los 12 países durante el mismo periodo y que los aumentos de IMC estaban correlacionados positivamente con los aumentos de ventas anuales per cápita de productos ultraprocesados”.
En ese sentido, la OPS advierte que una gran parte de los azúcares que son consumidos actualmente están “escondidos” en alimentos procesados que no son considerados como dulces por los consumidores. Por ejemplo, una cucharada de kétchup contiene alrededor de cuatro gramos (cerca de una cucharadita) de azúcares libres.
Una lata de refresco endulzado con azúcar tiene hasta 40 gramos (cerca de diez cucharaditas) de azúcares libres.

“Para revertir estas tendencias, los países miembros de la OPS/OMS adoptaron en el 2014 un Plan regional de acción para la prevención de obesidad en los niños y los adolescentes, el cual insta a adoptar medidas que incluyen la restricción a la comercialización de productos alimentarios y bebidas ultraprocesados a los niños, el aumento de los costos de estos alimentos mediante im­puestos, el incremento de la producción y accesibilidad de alimentos frescos saludables y la formulación de nuevas directrices para los programas alimentarios escolares y preescolares”.

Estas nuevas directrices forman parte además de los esfuerzos progresivos de la OPS y la OMS para promover la prevención de las enfermedades crónicas no transmisibles (ENT), como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la diabetes, ante su elevada prevalencia. El Plan de Acción Mun­dial de la OMS para la Prevención y el Con­trol de las ENT 2013-2020, requiere detener el aumento en la diabetes y la obesidad, así como reducir la carga de mortalidad prematura debido a estas enfermedades en un 25 % para el año 2025.

Cuba, donde las ENT ocupan prioridad en la agenda de salud, no escapa a este contexto. El cáncer es hoy la primera causa de muerte en el país; mientras que la diabetes ocupa el octavo puesto, de acuerdo con datos oficiales del Mi­nis­terio de Salud Pú­blica.

La III Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, realizada en el año 2010, arrojó que más del 40,4 % de la población de 15 años y más, no realiza actividad física suficiente, y la obesidad en su forma global, que incluye el sobrepeso, representa un 43,8 %.

El incremento vertiginoso de la prevalencia de diabetes es hoy una problemática para el sistema sanitario, precisamente por los costos sociales y económicos de cada paciente a la familia, al sistema de salud y a la sociedad. Las personas que la padecen sufren cambios radicales en sus estilos de vida al requerir una alimentación específica, tratamientos orales o inyectables, monitoreo constante del nivel de glucosa en sangre y orina, y la probabilidad de tener que manejar secuelas graves como la ceguera, insuficiencia renal crónica, amputaciones y disfunciones sexuales, por ejemplo.

Alrededor de un 5,2 % de la población cubana general está dispensarizada como diabética; siendo la enfermedad más frecuente en las mujeres. Sin embargo, la mencionada encuesta mostró una prevalencia de un 10 % en la población mayor de 15 años, lo cual habla de un grupo considerable de personas que tienen diabetes y no lo saben. Ello provoca que muchas personas lleguen al diagnóstico cuando ya están presentes las complicaciones de esta enfermedad.

Si bien Cuba cuenta con un Programa Nacional de Diabetes enfocado en el control y prevención de esta dolencia, todavía más del 55 % de las personas que fallecen a causa de la diabetes lo hacen prematuramente, pues son menores de 75 años y no alcanzan la esperanza de vida promedio en el país.

Todas las acciones para controlar entonces la diabetes son más que oportunas, sobre todo con vistas a prevenir su aparición.