Alerta por patrimonio en Malinalco: INAH

Malinalco no sólo es uno de los 83 pueblos mágicos de México, sino un espacio con un importante banco de pinturas rupestres y petrograbados de hace siete mil años, una zona arqueológica del siglo XV llamada Cuauhtinchan, conquistada por Tenochtitlán y donde se formaron los famosos guerreros águila, así como un convento con pinturas hechas por tlacuilos del siglo XVI.
Sin embargo, todos estos atractivos no han sido resguardados de forma adecuada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), con la complicidad de las autoridades municipales, pues hoy lucen desprotegidos, deteriorados y con daños visibles a pesar de que cada año reciben a miles de turistas.
En entrevista con Excélsior, Roberto Sandoval, investigador del INAH, reveló que este polo cultural y turístico enfrenta dificultades preocupantes. Entre ellas: el saqueo sistemático en su zona arqueológica, un mercado negro donde se ha detectado la compra y venta de piezas prehispánicas.
Además, de una serie de daños en sus 100 pinturas rupestres y grabados en piedra, a causa de grafiti, balazos y el medio ambiente; aunado al paulatino deterioro del Convento Agustino del siglo XVI, en cuyas bóvedas ya se registra humedad y el desvanecimiento parcial de su pintura.
Caritas, diablitos y coyotes…
Al recorrer Malinalco, en el Estado de México, este diario pudo constatar que el INAH no ha trazado un proyecto de visitas guiadas a lo largo de las pinturas rupestres, las cuales carecen de vigilancia, protección física y cédulas informativas, pese a que son promovidas por el propio gobierno local en su sitio malinalco.net.
Cabe señalar que la única manera de recorrerlas es con la ayuda de Salvador Mejía, un guía que, previa cuota de 500 pesos, garantiza una hora de recorrido por al menos cuatro sitios con pintura rupestre y petrograbados, que incluye Los diablitos, Las caritas, el Cerro de los encinos y El coyotito, con una breve explicación.
Según Roberto Sandoval, es preocupante la situación de estas pinturas rupestres y grabados en piedra, sin embargo, no existe la posibilidad de protegerlos ante la falta de personal suficiente y de la inaccesibilidad en las zonas.
“Puedo decirte que nos preocupa mucho el acceso del público a las pinturas rupestres en Malinalco, donde hemos contabilizado al menos 100 espacios con estas características”, aseguró, “como en el caso de Los diablitos, que el turismo ha visitado por años y ha depredado con grafiti y balazos”.
¿Por qué no existe un recorrido oficial en estos espacios?, se le cuestiona. “Porque algunas están lejanas y, además, existe preocupación de que en algunos casos se desplomen o deterioren aún más”. Al llegar a Los diablitos, Salvador Mejía explicó lo siguiente: “Si observas bien, ahí abajo se pueden ver tres figuras junto a esas raíces de amate. Se trata de una danza, plasmada hace siete mil años, que refiere el culto a la fertilidad y se caracteriza por su color rojo óxido. Quizá no te parezcan espectaculares, pero nos dan una idea de cómo era el Malinalco prehistórico”.
En su explicación, Chava Mejía recordó que, en 1905, algunas personas quisieron exorcizar a Los diablitos y les pintaron una cruz negra encima, la cual ya se borró. “¡Ah!, y más abajo hay otras pinturas que son más recientes, bromea: “Son grafiti que ya hemos borrado, pero siempre vuelven a pintar”.
Veinte minutos después, el guía se dirigió a Las caritas, donde se pueden ver rostros cuadrados y redondos, “que también datan de hace siete mil años. Y si observas bien algunas caras están vivas y otras muertas, lo que representan la dualidad”, dijo.
Y aunque desconoce el número de rostros en forma de petrograbados reconoció que en la última década algunas ya se han comenzado a borrar o se han perdido.
Quince minutos más le tomó al guía llegar al Cerro de los encinos, donde sólo un telescopio podría observar la media luna que él describe con emoción. “Y a un lado de la luna hay un ser humano con los brazos abiertos y un numeral seis con una barra y un punto. Es un chimalli o escudo y tiene una forma solar, pero hasta ahora nadie sabe cómo le hicieron porque estas formas fueron hechas a 50 metros de alto”.
La última parada fue en el Rincón de San Juan, donde personas de la localidad vigilaban el acceso. “Aquí encontramos El coyotito, que muestra la misma tonalidad de Los diablitos”, dijo, aunque a simple vista tiene la forma de un venado. “No, no, es como un canino de cuatro extremidades en actitud de”, añadió. Al término de este recorrido, se le consultó a Roberto Sandoval, investigador del INAH, qué se hará para proteger este tipo de sitios. “Es imposible negar el acceso, pero este año el INAH realizará un proyecto para que se hagan copias de estas obras de arte para que se exhiba en un museo de arte rupestre y así evitar que los visitantes se trasladen y las dañen”.Otra de las mayores atracciones de Malinalco es el Convento Agustino, monumento del siglo XVI con pintura mural hecha por tlacuilos de la zona.
Según la ficha que muestra en la entrada, este espacio histórico fue restaurado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (Conaculta) y Adopte una Obra de Arte A.C.
, durante 2002. Pero a 13 años de aquellos trabajos, hoy resiente daños por filtraciones, desmoronamientos y deslucido de una parte de la pintura.

Al respecto, Rubén Rodríguez, uno de los guías que por diez pesos cuenta la historia de los murales, destacó en entrevista que desde entonces el espacio no ha recibido algún tipo de mantenimiento o trabajo preventivo.

“Pues sí, desde 2002 hasta ahora nadie ha venido a hacer algún tipo de trabajo preventivo o correctivo en la pintura o el techo del convento… aunque todavía se ven bastante bien”, afirmó sin darle mucha importancia a los problemas visibles de humedad en la techumbre de su cúpula interior y exterior, así como en lo alto de sus murales.

Luego Rubén comienza a recitar la historia de los murales: “Fueron pintados por aztecas que se graduaron en el Colegio de la Santa Cruz, en Tlatelolco. Y si miras un poco más para allá verás un fragmento del Jardín del Edén, hecho al fresco donde aparecen flores y animalitos”.

Y se detiene en la técnica: “Fueron pintados al fresco con cal, arena de río y baba de nopal, aunque el color negro fue extraído de algún vegetal, el azul de las moras silvestres y el amarillo del árbol colorado”.

Saqueo sistemático

Uno de los mayores problemas de la zona arqueológica es en el Cuauhcalli o Casa del Sol, la estructura más llamativa de la zona, coronada por un techo de paja, donde se aprecia una grieta en su parte inferior. Al respecto, los guías aseguraron que es “algo superficial y muy normal”.

Pero lo que nadie duda es el saqueo de piezas arqueológicas. ¿Por qué no se han parado estos daños?, se le cuestiona a Roberto Sandoval, investigador del INAH. “Pues, Malinalco está lleno de sitios arqueológicos (cerca de 150), donde la mayoría de los visitantes quieren llevarse una piedrita, una vasija u obsidiana… el problema no es que sea uno, sino miles”.

Por desgracia, concluyó Sandoval, “esa es una tendencia de la mayoría de los visitantes y residentes, quienes están ávidos de obtener objetos prehispánicos, y por eso se ha desatado un mercado negro de productos que ha propiciado la vandalización y el saqueo hormiga en la zona arqueológica, que a la larga simplemente está vaciando y destruyendo los testimonios y restos de lo que ya tenemos”.

El INAH cerrará algunos accesos

La medida busca detener el saqueo que padece la zona arqueológica de Cuauhtinchan.

En unas semanas el INAH dará a conocer los accesos que serán cerrados a la zona arqueológica de Cuauhtinchan, para tratar de prevenir el saqueo en este espacio e intentar abatir el mercado negro que ha propiciado la venta de estos productos.

Roberto Sandoval, investigador del INAH, informó que también se dará a conocer los hallazgos realizados en torno a un mapa inédito de Malinalco que data del siglo XV, el cual fue descubierto recientemente en la mayordomía de San Martín.

Cabe señalar que este registro ha permitido reconstruir los linderos del territorio que fuera la provincia de Malinalco, durante la época del imperio de Tenochtitlán, “así que este mapa nos ha llevado a explorar los linderos y las mojoneras en las zonas altas de las montañas y estamos por dar a conocer los resultados de esa investigación que revelará el carácter pluricultural de Malinalco entre los siglos XV y XVI”, dijo.

De momento este mapa, que podría ser un códice, es trabajado por el área de epigrafía y lingüística del INAH para su traducción, el cual también permitirá detallar con mayor precisión los nexos y la dependencia directa que este espacio tuvo de Tenochtitlán.

Además, aseguró que recientemente se descubrió en la parte alta del cerro de esta zona arqueológica una extensión con vestigios arqueológicos que aún no se han sistematizado, que será útil reconocer porque ahí se encontraron figuras de Tláloc, Quetzalcóatl y Xipetotec. “Esto es muy interesante pues revela que hay una antigua y muy continua permanencia en el cerro Texcaltepec, antes de que llegara el mito de los mexicas”.

Al respecto, también recordó que en la Tercera Carta de Relación de Hernán Cortés se cuenta que cuando comienza el cerco a Tenochtitlán, éste ordenó la destrucción de Malinalco porque lo consideró una amenaza que podría romper el cerco que estableció alrededor de la ciudad prehispánica.

Pero lo que causará mayor expectativa en los próximos meses serán los resultados del análisis hecho a las investigaciones que comenzaron hace tres años, cuando se descubrieron vestigios de poblamientos anteriores a la época mexica.

“De hecho, lo interesante que encontró el arqueólogo Luis Córdoba fue la presencia de material cerámico que revela una conexión directa de Malinalco con Culhuacán, lo cual significaría que tuvo una influencia tolteca hacia el siglo XI de nuestra era, lo cual abrirá un nuevo conjunto de preguntas y de problemas que los investigadores del futuro tendrán que dilucidar”, comentó.

Otro de los proyectos que en este año impulsará el INAH será la construcción de un museo de arte rupestre, en el cual se reunirían las reproducciones más importantes de las pinturas rupestres y petrograbados, y el inicio de la restauración profunda de Los diablitos, con la idea de resguardar los sitios originales que han sido vandalizados por los propios visitantes.

Por último, anunció el próximo lanzamiento del libro Los murales del convento de Malinalco, el cual fue publicado hace una década por la investigadora Jeanette Favrot Peterson y la Universidad de Texas.

“Actualmente existe un trabajo en torno al Convento Agustino. Ya se ha hecho el reporte del estado que guardan estos murales y se trabaja en la traducción de este libro, con apoyo del INAH y del gobierno del estado, impulsado por la asociación de amigos del jardín botánico del convento de Malinalco”.

Y se espera que este esfuerzo concluya con la posible creación del Jardín de Edén que ejemplifican estos murales, utilizando una hectárea de la huerta del convento, “donde se sembrarían ejemplares botánicos plasmados en los murales, de modo que el visitante pueda ver las plantas en las pinturas y luego observar los ejemplares en vivo”.

Informó que hace 15 días fueron instaladas las placas informativas en la zona arqueológica, con información actualizada.