Falta de sueño enferma la mente

Las alteraciones en el sueño son comunes en personas con padecimientos psiquiátricos, en particular, con depresión o ansiedad. De acuerdo con el doctor Rafael Salín Pascual, del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UNAM, la causa número uno de insomnio es la ansiedad y la segunda es la depresión. Aunque aclaró que la gente que la padece sí puede dormir, pero su sueño está fragmentado y puede despertar una o dos horas antes de la hora habitual y en consecuencia, no tiene un sueño reparador. «La gente con trastornos de ansiedad puede iniciar su sueño, porque dormir implica tener un nivel de vulnerabilidad frente a lo que pasa en el medio ambiente», señaló el investigador.
Aclaró que prácticamente todas las enfermedades mentales están relacionadas con el mal dormir, siendo la única excepción la sociopatía.
Secuelas del mal dormir
El sueño sirve para reparar y restablecer energía, por lo tanto, si no se duerme adecuadamente, no se tendrá un buen funcionamiento del cuerpo y la mente. La persona se sentirá distraída durante el día, ansiosa, e incluso, deprimida. El sueño normal está organizado en ciclos que se repiten cada 90 minutos. Al terminar un ciclo empieza otro y así transcurren de 3 a 6 cada noche. También existe el llamado «sueño lento», en donde la actividad cerebral es lenta y de gran amplitud. Posterior a éste se presentan los movimientos oculares rápidos o MOR, fase en la que ocurren los sueños y que dura alrededor de quince minutos.
El doctor Rafael Salín Pascual comentó que aunque anteriormente los sueños estuvieron relacionados con interpretaciones, en la actualidad eso ya no tiene un sustento científico.
«Es un estado de conciencia en el cual tenemos un tipo de realidad virtual que nos permita a veces resolver problemas en ese estado y ahora con las neurociencias cognitivas ha cobrado un especial interés». Algunas patologías relacionadas con el sueño son la apnea obs-tructiva del sueño y el síndrome de la ingesta nocturna de alimento. La primera no es exclusiva de las personas con obesidad y entre las principales características que presentan quienes la padecen se encuentra que por la noche hay una fragmentación de su sueño y varios des-pertares. En el día, la somnolencia, el dolor de cabeza, la irritabilidad y la falta de concentración son los efectos más importantes.
En cambio, el síndrome de la ingesta nocturna de alimento está acompañado de un amplio deseo de comer en la noche, insomnio y disminución de apetito en el día.