Palacio de Bellas Artes: Los piratas también triunfan en la ópera

Lleve su Netrebko a casa, llévelo a cincuenta”, entonaba animoso un vendedor ambulante a siete pasos de la entrada del Palacio de Bellas Artes, minutos después de que concluyera la gala que protagonizó la soprano Anna Netrebko (Kras-nodar, Rusia; 1971), la noche del jueves en la Sala Principal.
Aquella voz venía de un jovenazo de bigotito que llevaba el material pirata bajo el brazo. El disco compacto contenía la grabación pirata de Verdi, lanzado al mercado en 2013 y cuyo precio en tiendas comerciales es de 119 pesos. Y el DVD, que parecía contener la grabación del concierto de la diva interpretó.
—¿Cuánto?, le preguntó a botepronto uno de los asistentes que vestía traje oscuro.
—Cincuenta y los dos por cien pesitos, respondió.
—¿Es el del concierto?, cuestionó con cejas de asombro.
—Sí, sí, ¿se lo lleva?, porque están volando.
—¿Y si sale malo?
—Ya está calado, patrón…
A unos pasos, dos marchantes más sacaban la cartera para comprar el paquete completo, todo por la ilusión de llevarse un recuerdo, un cachito de la velada donde la diva acaparó los reflectores en una función que se alargó media hora más de lo programado.
El DVD, por su parte, ostentaba la imagen del cartel que promovía la gala, aunque en realidad no contenía pieza alguna de la función de aquella noche en el Palacio, sino una colección de videos que los piratas bajaron de You-Tube, donde se podía ver a la soprano en escenarios europeos y estadunidenses, en grabaciones de 2010, 2011 y 2013. La gala inició puntual con la obertura La forza del destino, de Verdi, a cargo de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, bajo la dirección concertadora de Srba Dinic, quien se desenvolvió con seguridad y elegancia. Momentos después Netreb-ko salió al escenario como una rosa envuelta dentro en un vestido rojo. Los aplausos fueron inmediatos y ese instante fue el preludio de una gala que culminó con una ovación total y de pie.
Para calentar el escenario, la soprano cantó dos arias de la ópera Macbeth. Entonces el clamor se apoderó del recinto. Luego alternó el escenario con su prometido, el tenor azerí Yusif Eyvazov, quien a pesar de las críticas fue aclamado por la mayoría, en especial cuando interpretó el aria Nessun Dorma durante los encores que el público arrancó a ambos intérpretes.
Uno de los momentos más emotivos de la gala fue el dueto de Otelo y Desdémona con el aria Già nella notte densa, que cerraron con un beso prolongado ante la complicidad de la orquesta y los gritos de euforia del público que repitieron: “¡Bravo, Ne-trebko!” La mayor expectativa llegó con el aria La mamma morta, de la ópera Andrea Chénier de Umberto Gior-dano, una de las piezas más dramáticas y emblemáticas del repertorio, estrenada en Milán, en 1896, e inmortalizada por Maria Callas. Pero su ejecución fue tan virtuosa que todo el público lanzó una ovación de pie.
Al gallinero. Pero no todos pudieron entrar al recinto de mármol. Un ejemplo fue un hombre cincuentón que escribió a mano su petición: “Busco un boleto”. Así decía el anuncio improvisado como carta para los Reyes Magos. Pero durante media hora soportó las burlas en la entrada de Palacio de Bellas Artes. “¡Todo por ver a Anna Ne-trebko!”, decía.
A un ladito la reventa lanzaba sus últimas ofertas:
“¿Vendes o compras?”, rezaba un revendedor a cinco pasos de la entrada.
“¿A cómo?”, le preguntaba un joven trajeado con cartera en mano.
“A tres mil y cuatro mil varos, depende”.
“Dame dos de tres”.
“Es en el gallinero, eh”.

“Ajá, no importa”.

Faltaban cinco minutos antes de que comenzara el concierto, pero el público aún llegaba para escuchar a la voz que demoró una década para volver a México, la diva que hace un par de semanas triunfara en el Met Opera de Nueva York.

Entre tanto, la sala era un avispero donde algunos ecos presumían los cinco discos que habían comprado hace poco, otros juraban que la habían visto con Rolando Villazón en 2005 y que la función había sido una maravilla. Murmullos y más murmullos, pero al final todos querían lo mismo: ver y escuchar a la diva.

En el teatro no cabía un alma más y, en su justa dimensión, Bellas Artes era una cancha de futbol rápido atestado de fans que aplaudían y gritaban a la menor provocación.

¿Qué le pareció la función?, se le preguntó al director de orquesta Iván López Reynoso. “Me parece que ha sido un programa muy redondo; ella es una gran cantante… tiene una voz portentosa”.

¿Y a usted qué le pareció?, se le cuestionó al escritor Jorge Volpi. “Fue una gala estupenda, porque la voz de la soprano se ha vuelto cada vez más dramática y está haciendo estos nuevos papeles que le quedan muy bien, como Macbeth”.

¿Y qué le pareció el tenor Eyvazov?, se le cuestionó. “Bueno… creo que es un buen complemento, alguien muy joven, un potencial de tenor dramático interesante para el futuro”.