Bebés con dos madres y un padre

Hace 2 mil 500 millones de años un evento fue determinante en el origen de las especies que poblarían la tierra. Una bacteria fue devorada por una célula, pero en lugar de destruirla en su interior, la alojó en un proceso de endosimbiósis que dio origen a las mitocondrias.

Las responsables del intercambio de energía en las células, hoy hacen visible su microscópica presencia al convertirse en las protagonistas de un nuevo procedimiento de reproducción asistida que promete eliminar las enfermedades transmitidas por mutaciones en estos organismos de origen ancestral.

«Se reconocen como una fábrica de energía porque son las responsables de generar adenosín trifosfato (ATP), el combustible para las funciones celulares. Existen entre 100 y mil mitocondrias por célula».

Las enfermedades mitocondriales se relacionan con los efectos de este material genético dañado y están relacionados principalmente con daños neurodegenerativos.

«Las mitocondrias son heredadas sólo de nuestra madre. Los espermatozoides no contribuyen con este tipo de materiales, porque aunque sí los portan, a la hora que ingresan al óvulo para el proceso de fecundación, son destruidos», comenta y agrega que es así que las devastadoras enfermedades mitocondriales son transmitidas únicamente mediante el linaje materno.

«Los tratamientos son sólo paliativos. Tampoco hay un método para quitar la mutación en el ADN mitocondrial. Se están desarrollando terapias génicas para enfermedades de genes que están en el núcleo de la célula, pero todavía no existen técnicas para tratar las mitocondriales, así que la única manera de hacer esto es prevención: se realizan estudios genéticos para detectarla en la madre y ya es decisión de la pareja el tener hijos».

La nueva metodología que acaba de surgir en Gran Bretaña, impulsada por científicos del Centro Wellcome Trust de investigación mitocondrial de la Universidad de Newcastle, le da la oportunidad a la madre de no transmitirle a su descendencia la enfermedad que lleva en su historia genética, aunque ella no la padezca.

«No es correcto decir que son hijos de tres padres, sino es un procedimiento que utiliza el material genéticos de tres personas. En esencia se tiene un óvulo de la donante con mitocondrias sanas. A ese óvulo se le quita el núcleo y se queda con las puras mitocondrias, ya no hay material genético, solo el mitocondrial de la donante. También está el óvulo de la madre y el espermatozoide del padre».

El investigador señala que una de las dos técnicas para realizar este novedoso proceso es fecundar el óvulo de la madre y cuando se empieza a formar el pronúcleo, se quita el de la donadora y se sustituye por el de los padres.

Después se implanta en el útero de la madre para la posterior embriogénesis y nacimiento.

La diferencia con el otro método consiste en que se fertiliza el óvulo hasta después que ha sido sustituido el núcleo.

«Finalmente lo que se tiene es el material genético de los padres en el núcleo y el .1% de la persona donante en las mitocondrias. Estrictamente son dos padres y una pequeña porción del material genético de la donante».

Estos procedimientos han sido exitosos en primates desde 2009 y es una técnica que actualmente ya se prueba en óvulos humanos. La Cámara de Comunes aprobó el procedimiento el pasado tres de febrero y aunque todavía falta que lo haga la Cámara de los Lores, se espera que en Inglaterra el procedimiento sea autorizado.

En México

«Una de las técnicas que se requiere para aplicarlo es la fertilización in vitro. Tendríamos que calcular cuándo se hicieron las primeras fertilizaciones de este tipo en los países desarrollados y cuando se lograron en México para estimar en qué momento podrían llegar al país los últimos procedimientos».

La brecha es de una década: El primer bebé nacido por la técnica in vitro fue Louise Brown en 1978, mientras que en México el primer caso se registró en 1988.

«También depende mucho de la legislación, de que seamos capaces de avanzar a la misma velocidad en esta materia, cosa que es complicada en nuestro país», señala el especialista.

Tanto en el ámbito administrativo, representado por la Ley General de Salud; como en el ámbito familiar, con el Código Civil, el marco legal en nuestro territorio aún tiene muchas áreas grises donde no hay referencias precisas sobre nuevas técnicas de reproducción asistida.

Para el investigador, más allá de los debates legales y éticos que se puedan desencadenar, la postura de los europeos es contundente: «Los científicos de Inglaterra lo han expresado claramente, no jugamos a ser Dios, lo único que queremos es que una mujer con problemas en las mitocondrias, pueda tener un bebé sano», dice el especialista y agrega que si esto sigue adelante, las primeras implantaciones se realizarían este año y los primeros bebés nacerían en el 2016.

Nosotros no hemos trabajado en este aspecto de la prevención, nuestra idea es qué hacemos ya que la enfermedad está presente.

«Las mutaciones en un gen afectan la función de una proteína. Lo que hemos trabajado en los últimos años es tratar que esta proteína se sintetice en el citosol de la célula e ingrese a la mitocondria para reparar la función de la proteína que no está funcionando adecuadamente».

«No lo estamos haciendo en células humanas, sino en modelos más sencillos, como las levaduras y las algas verdes», señala el especialista del Instituto de Fisiología.

Si González Halphen y su equipo encuentra una forma de lograr que las proteínas ingresen a la mitocondria y curen a la proteína deficiente, eventualmente este podría ser el camino para desarrollar una terapia génica, sin embargo el especialista subraya hoy por hoy no es posible curar enfermedades mitocondriales, así que la única esperanza para evitarlas es el revolucionario procedimiento de fecundación in vitro con reemplazo mitocondrial.