No son los pasteles, es el collar

A María Antonieta, reina de Francia de finales del siglo XVIII se le asocia de inmediato con la frase «sino tienen pan, que coman pasteles», en relación a las condiciones de extrema pobreza en las que vivía gran parte del pueblo y su situación económica precaria.
Empero, hay historiadores que advierten que el enunciado de los pasteles, por el pan; nunca lo pronunció María Antonieta, más reseña lo alejado de su conciencia juvenil y suntuaria de la turbulencia política que vivía Francia en aquél momento.
De acuerdo a la línea del tiempo histórico, lo que sí es un hecho, es el que la monarquía francesa del siglo XVIII, había entrado en un franco declive por el desprecio hacia sus gobernados, en razón de no satisfacer sus necesidades básicas y exhibir como Corona, lujos y excesos.
En realidad lo que orilló a los franceses al inicio de su Revolución, no fueron los discursos y las sentencias frívolas de su monarquía gobernante; como el «sino tienen pan, que coman pasteles», pues los enunciados en contra de los reyes desde el pueblo, también eran proclama.
Los verdaderos detonantes de aquella Revolución fueron la impopularidad y los negocios usureros que practicaban los reyes y el resto de la Corte.
El caso conocido como «el collar de diamantes», expuso a la reina María Antonieta como culpable, al menos moralmente.
El joyero de apellido Bohmer, reclamaba a la reina el pago de 1.5 millones de libras por un collar que un cardenal de la Iglesia encargó a nombre de la soberana. Sin embargo, María Antonieta no se hace responsable ni de la compra, ni del pago. El rey Luis XVI de Francia, encarga la investigación al Parlamento, con lo que al final ni la reina, ni el cardenal fueron señalados culpables.
Así que María Antonieta, sus excesos, los de su rey y su corte se replican el el tiempo y en el espacio mexicano –guardada toda proporción histórica.
Espero adviertan: No es el discurso sino «el collar», lo que empuja a las sociedades a otros estadios.
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