Al analizar el ADN de un individuo y compararlo con el de alguien más o con el encontrado en una escena del crimen, es posible comprobar la inocencia o culpabilidad de un acusado.
De acuerdo con Oscar Rodríguez Sánchez, del Centro de Investigaciones Genó-micas de la UNAM, este método permite determinar la identidad de un individuo, de ahí su utilidad en casos judiciales.
El ácido desoxirribonu-cleico (ADN) es el material hereditario de todo ser vivo, localizado en el núcleo y la mitocondria de las células. El 99.9% del ADN de todos los seres humanos es igual. Del 0.1% que es diferente, el 94% varía entre individuos del mismo grupo poblacional y el 6% restante es diferente entre grupos étnicos.
El también llamado «perfil de ADN» es uno de los recursos que la ciencia ha aportado al proceso judicial. En México, explicó Rodríguez Sánchez, se admite como prueba cuando la filiación de un padre con respecto a su hijo está en duda en un juicio familiar.
En el caso de los juicios penales, este recurso se acepta solamente como prueba circunstancial, es decir, necesita ser apoyado por más evidencia (testimonios, la inspección del lugar, la reconstrucción de hechos, entre otras) para que el juez emita sentencia.
¿Cómo se realiza la prueba?
Para realizarla es suficiente tomar la muestra con un hisopo y puede ser congelada para utilizarla después de algunos años sin que la precisión disminuya. Aunque las más utilizadas son las muestras de sangre, también se puede utilizar saliva, semen o fragmentos de piel, estas últimas «se obtienen generalmente de las uñas de quien se ha defendido de un ataque», especifica el maestro en investigación biomédica básica.
Los resultados tardan entre 48 y 72 horas, dependiendo de lo que se busque. Si se requiere hacer repeticiones, el tiempo máximo de espera es de una semana. El margen de error es casi nulo, menos del 0.5%.
Aunque la prueba es altamente precisa no es infalible. El investigador Rodríguez explicó que el proceso de obtención de la muestra puede estar viciado.
«Alguien pudo plantar la prueba, o puede existir falta de pericia al obtenerla y contaminación de la misma, e inclusive corrupción, dentro del sistema».
Las primeras pruebas de ADN se realizaron en los años 80, en un principio para determinar la relación entre dos individuos, después se admitieron como evidencia en juicios penales para avalar la culpabilidad o la inocencia de acusados por homicidio, violación o secuestro.
